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Mitos sobre la inversión pasiva

Mitos sobre la inversión pasiva

Cinco factores que difuminan la línea entre la inversión activa y la pasiva. 
 
¡La rebelión de las máquinas! ¡El ataque de los clones! 
 
Esta es una protesta común de la industria financiera e inversores por igual, como reacción al rápido aumento de los fondos índice “pasivos” y los fondos cotizados. Los inversores tienen una tendencia comprensible a ver la inversión pasiva como un grupo de inversores robóticos poniendo dinero en fondos robóticos controlados por robots. 
 
Pero si examinamos todos los aspectos de la inversión pasiva – desde la construcción del índice al uso o la administración de los fondos – no hay mucha robótica implicada. De hecho, implica una gran cantidad de decisiones humanas. Estas son cinco formas en las que “pasivo” es en realidad activo. 
 

1. Formación del índice 

 
Los inversores y los medios de comunicación ven algunos índices populares como si fuera la representación perfecta del mercado. Pero en realidad, todos ellos son sistemas basados en normas diseñadas por humanos (con una variedad de motivaciones) que tomaron decisiones al construirlos. ¿Cómo se añaden y eliminan las acciones? ¿Cuál es el peso de una acción? ¿Con qué frecuencia se reequilibrará? ¿O reconstituirá? 
 
Por ejemplo, el índice S&P 500 es supervisado por un comité de profesionales del mercado que básicamente decide qué acciones incluir. Literalmente están escogiendo acciones, de la misma manera en lo que lo hace un inversor. O considere el Dow Jones Industrial Average, que realiza un seguimiento de solo 30 acciones – con pesos aparentemente aleatorios determinados por lo que el que sea el precio por acción de cada uno. 
 
La construcción de índices toma un giro verdaderamente activo cuando se trata de fondos beta inteligentes, donde la gente diseña índices con todo tipo de filtros e correcciones – generalmente copiados de lo que funcionó para los administradores activos en el pasado – en un esfuerzo por superar a otros índices como el S&P 500. En realidad no existe distinción entre la inversión pasiva y la que normalmente consideran “activa”. 
 

2. Gestión de la cartera 

 
Cuando se trata de fondos índice o fondos cotizados (ETF), es fácil imaginar que no hay gestores, o que quizás es un ordenador quien toma las decisiones. Pero es todo lo contrario: un gestor de cartera humano se encarga de ello, jugando lo que se puede llamar un juego de puntos básicos. Por un lado, intenta mantenerse al día con los dividendos, ingresos adicionales y garantías; y trata de evitar las ganancias de capital. Al mismo tiempo, juega a la ofensiva intentando reducir los costes y acercarse más a un seguimiento ideal del índice a través de préstamos de valores. 
 

3. Distribución de las carteras de activos 

 
Todos estos productos considerados pasivos también se están utilizando de forma muy activa. Empecemos con los fondos cotizados. Se puede argumentar que el uso de ETF es una inversión activa a lo grande. 
 
Pero ¿qué pasa con los inversores que utilizan ETF y fondos índice a largo plazo y no cotizan? Ellos también los están utilizando de manera activa mediante la asignación de activos. La decisión sobre la distribución de los activos que se van a tener en una cartera es en realidad la decisión más activa que un inversor pueda hacer, ya que la gran mayoría de los rendimientos de una cartera puede atribuirse a las decisiones de asignación de activos (mientras que la selección de acciones y bonos representa una pequeña minoría). 
 

4. Compromiso con las empresas 

 
En este momento, los fondos índice y ETF a través de Vanguard y BlackRock poseen un determinado porcentaje del mercado de valores. El papel que estos emisores “pasivos” juegan siendo accionistas de las compañías que poseen, una vez más, más activo de lo que la mayoría piensa. 
 
Ambas empresas han convertido en su misión el tener un impacto sobre el gobierno corporativo en las compañías que poseen a través de fondos pasivos. Tienen equipos internos que no hacen nada sino “comprometerse” con las empresas. Están intentando aumentar su valor a largo plazo, como crear consejos de administración independientes; crear normas y reglamentos relacionados con la protección del medio ambiente; emplear mejores prácticas de comunicación; y luchar por un voto, una participación. Aunque tienden a evitar cuestiones estratégicas, a veces han votado con activistas. 
 

5. Rendimientos superiores a la media 

 
Por último, algunos tienen la noción de que la inversión pasiva significa rendimientos medios. Sin embargo, los fondos índice suelen mostrar mejores resultados en comparación con los dos tercios de los gestores de activos, que se sienten abrumados por las mayores tarifas y costes de transacción. En este sentido, la reducción de los costes para asegurar que esté por encima de la media es una decisión muy activa. 
 
Esto nos lleva a la principal característica de la tendencia “pasiva”: una reducción de los costes. El uso de los fondos índice y fondos cotizados no es pasivo, sino más bien una forma de obtener una exposición diversificada a diferentes mercados con la menor cantidad de dinero posible de los inversores. 
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