Lo más probable es que cuando veas la imagen de abajo no sepas quien es. Es lo normal. Fiódor Dostoyevski no es ni un operador ni tiene nada que ver con el mercado. Pero tiene un par de rasgos que nos pueden ser de utilidad.
Aparte de estar en la lista de los mejores escritores de su época es, sin duda, uno de los que mejor ha sabido retratar el alma humana, especialmente sus contradicciones. Además de eso era un jugador empedernido. Conocía de primera mano lo que se le pasa por la cabeza a un adicto al juego, no sólo sus consecuencias sino además todo el proceso . Desde que se prueba a apostar con curiosidad hasta que llega la ruina.
Además tenemos la suerte de que se le ocurriera escribir sus sensaciones en un cuento, escrito con prisas precisamente para cumplir con su editor por sus deudas de juego. A pesar de la premura, El jugador es una buena obra.
Vamos a examinar algunas de las características de su protagonista, Aleksei Ivanovich, y veremos lo que tenemos en común con ellas.
Empecemos por la pasión que siente en el juego. No hay duda de que una de la razones principales por las que se juega es por el abanico de sensaciones que se produce el juego. Desde la expectación del comienza hasta el entusiasmo de la ganancia o el miedo a las pérdidas.
Estas emociones hacen sentirse vivo al protagonista y le llevan a convertirlas en su objetivo principal. La emoción fuerte es una de las características del juego. ¿Pasa lo mismo con la operación en los mercados?
Esta pregunta tendrá diferentes respuestas según el estilo de operación. Si te dedicas a comprar paquetes de acciones y esperar el rendimiento, la emoción no será demasiado elevada. Alguna declaración de beneficios o algún directivo con imaginación contable pueden dar alguno que otro vuelco, pero poco más.
Si estás realizando seguimiento de tendencia el tema se anima. Y más todavía si lo estás realizado en el ámbito intradiario. En estos casos puede haber operaciones que duren poco más que una jugada de ruleta, que es el juego favorito de nuestro protagonista. La emoción está ahí.
La operativa de delta neutral, la de referencia en este blog, tiene sus momentos. Si estás en una zona delicada, pendiente de un ajuste, puede tener su tensión. Aunque el momento más complicado siempre es cuando toca asumir pérdidas.
Siempre hay una cierta dosis de emoción en la operación. El dinero viene y va, en ocasiones en porcentajes altos y con rapidez. Si nos descuidamos podemos terminar siendo jugadores más que operadores.
Afortunadamente si somos consciente de esta situación la solución está en nuestra mano. Uno de los principales problema que tenía el infortunado Aleksei era que no se daba cuenta de que su objetivo real no era ganar dinero, como él pensaba, sino volver a sentir la sensación del triunfo. Sentirse un ganador absoluto y no como un desgraciado con un trabajo desagradecido.
Era la sensación de ganar lo que le llevaba a jugar. ¿Es la búsqueda de esa sensación lo que te lleva a meter dinero en el mercado?
Euforia cuando ganas y depresión cuando pierdes. Es normal sentir esas sensaciones pero son nuestros enemigos. No puedes ir dando bandazos mentales y mantener una operativa estable.
Si deseamos ganar para decírselo a quien nos quiera oír más que por cumplir unos objetivos puede que seamos más jugadores que operadores. Si no contamos a nadie nuestras pérdidas, porque nos avergüenzan, puede que estemos jugando a la bolsa en lugar de invertir en ella.
Tanto si se gana como si se pierde lo que hay que hacer es anotar los resultados y sacar consecuencias cuando toque.
Y puestos a decir algo, que sean las pérdidas. A ver si hay suerte y otro operador ya ha recorrido ese camino y nos dice un atajo.
Hasta la próxima.
