Las protestas que se han levantado contra el Espacio Europeo de Educación Superior, contrastan con los intereses de los que sufrimos en carnes una enseñanza de mala calidad, que no involucra a los profesores, y que hace a los alumnos poco críticos, emprendedores y capaces.
Contrasta ésto con la polvareda que está generando el proceso de pacto de estado en materia de educación, sobre todo secundaria, pero poco se está hablando de la educación superior. Hay una serie de problemas que señalan los expertos, y si pensamos un poco, son de bastante sentido común.
Los precios públicos que paga por la matrícula un estudiante de universidad, están en torno a 700-800€, siendo el coste real de cerca de 5000€. En Granada, la tercera convocatoria de una misma asignatura supone un incremento de un 50% de su precio, un máximo de unos 1200 €. Es decir, el peor alumno posible paga la cuarta parte del precio real de su matrícula. El despilfarro de recursos que supone esto es increíble. Por otra parte, las becas del Ministerio de Educación son exiguas, escasamente cubren el coste sólo del alquiler, y no premian a los estudiantes de mejores resultados.
Los resultados ya se conocen. En España hay una cantidad de titulados por población superior a la media europea, titulados a los que les cuesta encontrar trabajo, y que se sienten frustrados, por no ver resultados después de haber memorizado tanto.
Cuando se dice de elevar las tasas universitarias de las universidades públicas, uno puede estar condenado a cualquier tipo de insulto, ya que estas medidas juegan en contra de la equidad, la igualdad de oportunidades, el desarrollo personal y un largo etcétera. Un aumento de las tasas no tiene por qué suponer un golpe a la equidad, si se articula con un sistema de becas, y de préstamos a universitarios que funcione. Y digo que funcione porque en materia de educación el fraude en becas es enorme. Si se subvenciona a los que menos renta tienen y muestran más resultados, realmente sí se estará consiguiendo una mayor equidad.
Los jóvenes que vienen de centros concertados, por una mayor calidad de enseñanza, o por otras causas menos patentes pero también existentes, obtienen mejores resultados académicos de los promedios de la educación pública, por lo que pueden decidir en una clara desigualdad qué titulación estudiarán, y los que tengan menos notas, con suerte quedarán por encima de las notas de corte de las universidades públicas.
Resultado: la universidad pública es más aprovechada por aquellos individuos de mayor renta, cuando se supone que debería ser lo contrario. Un aumento de las tasas universitarias podría hacer que los individuos de mayor renta se planteasen estudiar en centros privados, se podría primar el esfuerzo de los alumnos con mayor rendimiento, y con los recursos propios que se obtendrían, podrían mejorarse tecnologías e infraestructuras, y por qué no, las universidades públicas podrían competir contra las privadas en calidad de enseñanza, si el Sector Público las incentivara para captar alumnos. Si esto se llevara a cabo, el principal beneficiado sería el estudiante. España es uno de los países donde el coste de la enseñanza superior pública es menor .
Admito todo tipo de críticas por lo que hoy escribo, es algo que me llevaba corroyendo bastante tiempo, y que tenía ganas de expresar en un lugar de libre expresión como éste.