Rankia España Rankia Argentina Rankia Brasil Rankia Chile Rankia Colombia Rankia Czechia Rankia Deutschland Rankia France Rankia Indonesia Rankia Italia Rankia Magyarország Rankia México Rankia Netherlands Rankia Perú Rankia Polska Rankia Portugal Rankia Romania Rankia Türkiye Rankia United Kingdom Rankia USA
Acceder

¿Se puede pactar el precio en las subastas online?

 

Una de las primeras preguntas que me hacen los nuevos alumnos de Triunfa Con Las Subastas es si se puede pactar el precio en las subastas online, como hacían los antiguos subasteros cuando las subastas eran presenciales.

Lo he dicho muchas veces:

Actualmente en España es completamente imposible que los postores puedan pactar el precio en las subastas online.

De hecho, esa era la intención del legislador cuando decidió replicar en España el método con el que los argentinos consiguieron desterrar para siempre los acuerdos entre postores que se practicaban allí asiduamente. Y eso que en Argentina las cosas iban mucho más lejos que simplemente pactar el precio de adjudicación. Un subastero español que se fue a vivir allí durante unos años, a su vuelta me contó que los subasteros argentinos no se limitaban a pactar el precio, sino que ahuyentaban con amenazas muy serias al resto de postores.

La estrategia de celebrar las subastas online es muy simple: si los postores son anónimos y nadie sabe quién está al otro lado del teclado enviando sus pujas (y fastidiándote el negocio), cómo vas a convencerle de que deje de pujar a cambio de darle una gratificación.

Creedme, hoy ya no es posible. Algunos de los antiguos subasteros se han devanado los sesos diseñando diferentes métodos para seguir poniendo el cazo a los postores de las subastas más jugosas, pero ese método no existe.

¿Qué es poner el cazo?

Era uno de los métodos que se empleaban para manipular las subastas antes de la llegada de las subastas online. Consistía en que algunos de los postores de antaño se apuntaban a las subastas presenciales no con la idea de adjudicarse los bienes subastados, sino más bien con la de extorsionar al resto de postores para que les pagaran una cantidad acordada. Si los postores no aceptaban la extorsión, les amenazaban con pujar en la subasta hasta límites más allá de lo razonable.

Su interés no era comprar activos inmobiliarios sino obtener una paguita sin tener que invertir su dinero.

Pero ojo, que nadie piense que no tenían dinero o que no cumplirían su amenaza de pujar al filo de lo razonable. De vez en cuando se veían obligados a cumplir sus amenazas para mantener la credibilidad. Así todos sabíamos que o les dabas lo que pedían o te podías ir a tu casa.

Así de cruda era la cosa.

Una vez pactado con ellos el precio con el que se contentaban, podía participarse en la subasta con la seguridad de que el resto de postores solo pujarían contra nosotros, o nosotros contra ellos, dentro hasta los límites razonables de cada cual. Eso sí, todos los participantes en la subasta teniendo siempre presente que a parte de lo que se ofreciese dentro de la sala de vistas, había que reservar una parte de nuestra munición para cumplir lo pactado con esos hijoputas.

Si el cacero apenas había estudiado la subasta te lo podías quitar de en medio con una propinilla, pero si sabían el verdadero valor del inmueble subastado, entonces se ponían duros y, a veces, era tanto lo que pedían que se hacía imposible ceder a la extorsión. Y que nadie crea que los tipos aflojaban, si tenían que pujar, lo hacían a muerte.

Algunas veces, eran tantos los caceros que se hacía imposible ceder a su extorsión y entonces había que hacer una oferta general para todos los presentes, una cantidad que todos se repartirían a cambio de no inflar sus pujas.

Sí, era una corruptela, pero era el precio que había que pagar para invertir en un país que siempre ha protegido a los corruptos y dejado a los honestos a la buena de Dios.

Y esta, queridos lectores era una de las vías con las que se corrompían las subastas en los años 90. En Madrid éramos muchos subasteros y además había muchas enemistades por este motivo y gracias a eso la práctica era menos frecuente que en otros parajes. Pero, no obstante, esta práctica siguió más o menos viva hasta que la llegada de las subastas judiciales electrónicas el 15 de octubre de 2015 hizo imposible pactar los precios en las subastas online.

A continuación una entrevista que me hicieron los de Rankia en abril de 2020 en la que cuento que fue precisamente en una de estas situaciones en la que unos subasteros me pusieron el cazo cuando decidí desarrollar un curso de subastas que llenara éstas de postores dejando a los caceros fuera de juego.

 

 

2. Cómo se hacía antes pactar el precio en las subastas

Antes he comentado que los caceros eran solo una de las formas en las que las subastas eran manipuladas antes de la llegada de las subastas online.

Pero había otra fórmula igualmente corrupta para pactar los precios en las subastas. Se puede explicar mejor suponiendo que a una subasta acudieran solo 5 postores que resultaran ser amigos o miembros de la misma familia. Por ejemplo dos hermanos, el primo de estos y otros dos que son amigos de la familia. Todos han acudido por separado y sin saber que iban a los mismo hasta que se han encontrado en la puerta de la sala de vistas en la que se va a celebrar la subasta.

En estas circunstancias, ¿sería razonable creer que los postores se van a poner a pujar unos contra otros? ¿No sería más razonable suponer, dados sus lazos de parentesco y amistad, que los postores se van a poner de acuerdo para no perjudicarse entre sí?

Pues bien, la fórmula que se empleaba frecuentemente en los años 90 para pactar los precios en las subastas, y que perduró a trancas y barrancas hasta la llegada de las subastas online, consistía en que cada cual escribía en un papelito su puja máxima y luego el ganador les pagaba a los demás de forma proporcional a la puja máxima de cada cual. A cambio de esta promesa, los cuatro restantes no pujarían contra él en la subasta. O pujarían cantidades ridículas para disimular el delito.

Porque esto es un delito como la copa de un pino.

Artículo 262 del Código Penal:

1. Los que solicitaren dádivas o promesas para no tomar parte en un concurso o subasta pública; los que intentaren alejar de ella a los postores por medio de amenazas, dádivas, promesas o cualquier otro artificio; los que se concertaren entre sí con el fin de alterar el precio del remate, o los que fraudulentamente quebraren o abandonaren la subasta habiendo obtenido la adjudicación, serán castigados con la pena de prisión de uno a tres años y multa de 12 a 24 meses, así como inhabilitación especial para licitar en subastas judiciales entre tres y cinco años. Si se tratare de un concurso o subasta convocados por las Administraciones o entes públicos, se impondrá además al agente y a la persona o empresa por él representada la pena de inhabilitación especial que comprenderá, en todo caso, el derecho a contratar con las Administraciones públicas por un período de tres a cinco años.

2. El juez o tribunal podrá imponer alguna o algunas de las consecuencias previstas en el artículo 129 si el culpable perteneciere a alguna sociedad, organización o asociación, incluso de carácter transitorio, que se dedicare a la realización de tales actividades.

 

3. ¿Y ha sido castigada mucha gente por pactar el precio en las subastas?

Pues lo cierto es que no. En este desdichado país, los legisladores son unos incompetentes, la policía está fatal preparada para perseguir delitos de guante blanco y los jueces tienen la mente muy estrecha, la boca muy grande y la polla muy corta. La mente estrecha para interpretar las leyes siempre a favor del delincuente. Y la boca grande para tragar cualquier milonga que el delincuente quiera que colarle.

El caso es que en España los delincuentes suelen salirse con la suya y la Justicia es violada frecuentemente en sus tribunales. Lo podemos comprobar cada día si leemos la prensa.

3.1 El ejemplo de Madrid

Por ejemplo en Madrid, en los años 80, se llevó a cabo una operación policial a gran escala, con grabaciones hechas a los subasteros de la época pactando diariamente los precios en una cafetería que había junto a los juzgados, con pruebas de la colaboración de algunos funcionarios judiciales e incluso con la participación de un secretario judicial.

Pues bien, docenas de subasteros fueron detenidos y llevados a la cárcel durante algunas semanas, pero luego todos se fueron de rositas cuando se celebró el juicio ocho años más tarde. Al final todo quedó en nada, y lo único reseñable fue que al secretario judicial implicado se le condenó a no volver a participar en ninguna subasta judicial. Esto último fue muy gracioso porque el tipo llevaba participando en subastas un montón de años y continuó haciéndolo con una SL y pujando una persona cercana.

Y esto es lo más cerca que estuvieron en Madrid de organizar un cartel de subasteros.

En cualquier caso, los subasteros madrileños salieron de aquella aventura carcelaria (de pocas semanas) con el miedo en el cuerpo y muy enemistados unos con otros, acusándose entre sí de ser los chivatos. De manera que esta situación redujo mucho las subastillas (así se llamaba esta práctica) en los años siguientes.

Pero en otros lugares la cosa funcionó así hasta la llegada de las subastas online, momento en que la práctica de pactar los precios en las subastas pasó a mejor vida.

 

4. El cartel de Barcelona

De toda España, Barcelona fue la única ciudad en la que realmente se organizó un cartel de subasteros. En el resto de España algunos subasteros se organizaban a veces para acordar el precio de adjudicación de alguna subasta, pero las rivalidades entre ellos impedían siempre la organización de un cartel que controlara definitivamente todas las subastas.

Pero en Barcelona sí que lo hicieron. Y durante muchos años allí no se celebró ni una subasta cuyo precio de adjudicación no estuviera perfectamente controlado. Si llegaba alguien de fuera del grupo, le pujaban hasta donde hiciera falta para que se fuera con las manos vacías. Y luego compartían las pérdidas de semejante política de tierra quemada.

El único subastero madrileño del que me consta que pudo ir allí y comprar es uno al que en Madrid le llamábamos la Machina, por un negocio suyo con ese nombre. Llegó a la puerta de la sala de vistas y les ofreció una cantidad irrisoria y les dijo que eran lentejas, que o se conformaban con eso o no obtendrían nada. La subasta se celebró, las pujas se salieron de madre y él salió de allí con la adjudicación y una sonrisa en los labios. El truco es que la carga posterior era suya y todo lo que las pujas se habían disparatado iría directamente a sus alforjas.

Y yo no hubiera ido a Barcelona si no fuera por una subasta que me interesaba muy especialmente por tratarse de un activo muy goloso que conocía muy bien por estar muy cerca de mi domicilio. Pero mi historia fue muy diferente a la de la Machina. A mi me dieron en toda la cresta y me volví en el puente aéreo agotado y con la moral por los suelos.

Finalmente el cartel de Barcelona se fue al carajo por lo de siempre, las peleas por los intereses enfrentados de unos y otros.

5. ¿Podemos concluir que es realmente imposible pactar el precio en las subastas online?

Sí, hoy en día es completamente imposible pactar los precios en las subastas online porque como he comentado más arriba, nadie tenemos acceso a saber quién está pujando contra nosotros y, por lo tanto, es imposible contactar con él y ofrecerle dinero para que deje de hacerlo.

6. ¿Entonces ya no hay corrupción en las subastas y el funcionamiento en las mismas es completamente justo?

No, no podemos afirmar semejante mentira.

Las subastas online han eliminado la que era la principal vía de corrupción cuando las subastas eran presenciales, el acuerdo para pactar el precio de adjudicación, eso es cierto. Ya no se puede pactar el precio en las subastas online. Pero por otro lado, las subastas online han magnificado otras dos vías de corrupción que eran residuales cuando las subastas eran presenciales pero que ahora han regresado y se están extendiendo como una mancha de petróleo.

Me refiero a las quiebras de las subastas y próximamente lo voy a explicar sin pelos en la lengua y con el máximo detalle.

Y vosotros, ¿alguna experiencia que queráis compartir'

 

8
¿Te ha gustado mi artículo?
Si quieres saber más y estar al día de mis reflexiones, suscríbete a mi blog y sé el primero en recibir las nuevas publicaciones en tu correo electrónico
  • Subastas judiciales
  • Subasteros
  1. Top 25
    #1
    09/10/20 23:56
    Que crack el Machina!!!! Jajajajajajaaja!!!!

    Muy bueno el post, Tristan. Y prometedores los que vienen! El que no esté suscrito al blog, que se suscriba, que esto no hay que perdérselo...
  2. #2
    10/10/20 07:54
    Hola Tristan!

    Como siempre un fantástico Blog! Tengo que decir que en Barcelona en el 2012 o así la cosa ya estaba más calmada y en 2014 ya fue bastante residual (sobretodo en la periferia). No diré que no hubiese caceros pero eran pocos y no eran kamikazes, si no les pagabas se veía todo dentro sin locuras aunque siempre había alguno de fuera.

    En realidad en mi primera subasta presencial y por la que decidí ir formarme y hacérmelo yo, fue en el 2012 “asesorado“ por un subastero, básicamente hizo la gestión de la subastilla. Para su desgracia vino una mujer de fuera del grupito y lo subió a 293.800 € precio muy próximo a los 300.000 € que yo pensaba pagar y que, ojo al dato, todo lo que se quedase por debajo debía repartir. 
    Finalmente después de mil historias por parte del ejecutado y 6 meses más tarde nos mejoró postura un subastero conocido de Mataró.
    Tengo que reconocer que me dio una rabia infinita ya que era una finca que conocía muy bien y ahora cada vez que paso por delante saco sapos y culebras por la boca. Aunque hay que reconocer que debido a esa vivencia te encontré y conseguí invertir y ganar dinero sin necesidad de terceras personas.

    La verdad que haciéndolas online hemos ganado todos menos los que no venían a invertir.
  3. en respuesta a tonigs
    -
    Top 100
    #3
    10/10/20 08:42
    Desde luego, Tonigs, una de las grandes alegrías de mi vida ha sido la llegada de las subastas online con la escoba de barrer corrupción y Lado Oscuro. Me iba muy bien con las subastas presenciales y me movía como pez en el agua en ellas, pero a casi todos nos sienta mucho mejor el aire fresco de los nuevos tiempos.

    Precisamente por eso he decidido desenterrar el hacha de guerra y salir de cacería de subasteros corruptos que han encontrado la manera de volver a ensuciarlo todo. Muy atento a los próximos post.
  4. Top 100
    #4
    10/10/20 22:36
    Por ser de Barcelona y haber conocido de primera mano alguna experiencia en el amaño de las subastillas , me extrañó leerte al inicio del blog en el sentido de que no era una práctica habitual. Entiendo ahora que no lo era fuera de Barcelona. En cualquier caso, me despertaste la curiosidad y desde entonces sigo con interés tus artículos y vídeos.

    Salu2
  5. en respuesta a Joaquim
    -
    Top 100
    #5
    10/10/20 22:57
    También es verdad que no era fácil hablar abiertamente de estas cosas.
  6. en respuesta a Fernan2
    -
    #6
    12/10/20 08:33
    Lo acabo de hacer. Así que ya veré que hay por aquí. Hay tantos factores dentro del mundo de las subastas que yo, que soy del mundo sanitario, no sé si me aclararé. Ganas de aprender no me faltan. Tristan en sus vídeos anima mucho a adentrarte en este mundo de las subastas. 
  7. Nuevo
    #7
    13/10/20 16:05
    Mi pregunta es:si a ellos no le salia más rentable pujar diretamente por un inmueble.
  8. #8
    20/10/20 15:50
    De subastillas, el ciento y la madre, he visto, yo no hago esas cosas y de las que ví ya no me acuerdo de quienes eran.

    Un día, entre los muchos que iba a los juzgados (todos), me cuentan que ocurrió lo siguiente: estaban esperando en el pasillo para la celebración de una subasta unos 10 licitadores y ya habían decidido quién era el que se adjudicaba la pieza. Vieron llegar a un abogado muy conocido con su cliente y se quedaron por el pasillo dando vueltas. Uno de los subasteros, el más lanzado, decidió llamar al "cliente" y preguntarle que que hacían por allí, a lo que contestó el cliente, que él venía con su abogado y que si querían le preguntaran a él cuando volviera del servicio. Cuando regresó el abogado, el cliente se fue para él y le dijo lo que le había pasado y el abogado le dijo por lo que era, ya que allí todo el mundo lo sabía: jueces, secretarios/as, funcionarios/as, abogados, procuradores/as, etc, que estabán intentando averiguar si vamos a presentarnos a la puja de una subasta y le dijo a su cliente que se acercara a ellos y les dijera que sí, que iban a entrar a pujar y que querían la finca para él; los subasteros se consultaron entre ellos y llegaron a ofrecerle 300.000 ptas. El abogado le dijo a su cliente que no, que querían 500.000 ptas y en el acto. Los subasteros aceptaron, entregaron el dinero y el cliente y su abogado comparecieron en el juzgado una vez terminada la subasta para solucionar el problema que les traía.
    Se quedaron con el dinero y el cliente, hijo de......., empezó a ir a las subastas a partir de entonces.

    Como la narrada y resumida conozco cientos.
    La mejor fue la de un amigo mío subastero gitano, con muchísimo dinero llamado José Ramón, pero ya la contaré, por desgracia ya ha muerto, tenía +- 85 años y más de 200 pisos alquilados.

    Saludos.


Nueva Sección
Ventas Desesperadas