Transformación digital. Seguro que has oído hablar un millón de veces de ella. Ese cambio fundamental al que se están sometiendo numerosas organizaciones y que, irremediablemente, acabará llegando a todas las empresas. Ese cambio que nace de la necesidad de adaptarse a las nuevas tecnologías a todos los niveles: productos y servicios, procesos, cultura corporativa, etc.
En los últimos años, al calor de esta transformación digital, ha surgido un nuevo concepto que sin duda es un hot topic para todos aquellos que trabajamos en el mundo de la banca y las finanzas: fintech. Como su propio nombre indica (surge de la contracción de las palabras finance y technology), se refiere a la aplicación del avance de plataformas tecnológicas al sistema bancario que nos permite disfrutar de soluciones como el pago con el móvil, transferencias instantáneas de dinero desde dispositivos electrónicos, acceso a préstamos y financiación con solo 3 clics, monedas digitales o gestión activa de patrimonios.
Según datos de la consultora Accenture, la financiación para el desarrollo de este sector ha pasado de USD 930 millones en 2008 a USD 12 billones en 2015 y hay más de 5000 empresas de este tipo en el mundo a día de hoy. Se estima que, en los próximos 10 años, más de 2 millones de puestos de trabajo serán eliminados, sobre todo en las áreas de pagos y préstamos, y la tecnología reemplazará ciertos roles que hoy son cubiertos por personas. Estas startups (empresas emergentes) se caracterizan por ser pequeñas, ágiles y alejadas de los procesos burocráticos de la banca tradicional, contando a la vez con un elevado índice de innovación en los servicios que ofrecen. Los clientes perciben un servicio mejor y más rápido.
De esta manera, estas nuevas empresas son básicas para la creación de nuevas micro y pequeñas empresas de diferentes sectores que se encuentran con infinitas trabas en sus etapas iniciales de vida a la hora de lidiar con instituciones financieras. Procedimientos complejos como solicitar la apertura de una cuenta, obtener tarjetas de crédito o recibir financiación pasarán a la historia. Las Fintech hacen todos estos procesos más fáciles y aseguran que una empresa en su nacimiento no vea impedido su éxito por trabas externas y que sean los consumidores los que decidan si esa empresa tiene éxito por el buen servicio o producto que puede ofrecer al mercado, o por el contrario tenga que cerrar.
Hay que tener en cuenta que mas del 90% del dinero en el mundo es digital, siendo Bitcoin una de las principales criptodivisas. Las transferencias internacionales pueden durar hasta una semana con la banca tradicional, pero usando nuevos servicios de moneda digital las transferencias se pueden hacer de manera instantánea, más barata y de forma más segura.
Otro ejemplo es Stripe. Esta aplicación, que ha llegado recientemente a España, permite recibir pagos a través de tarjetas de crédito o débito sin necesidad de contar con un TPV de un banco. Stripe provee una pasarela de pago que hace las veces de TPV con la misma seguridad.
La startup inglesa Iwoca, con presencia en 6 países, concede préstamos de hasta GBP 100,000 en pocas horas. ¿Cómo? Mediante una tecnología de análisis crediticio (galardonada con múltiples premios) que analiza los resultados de un negocio.
Tal vez la banca no desaparecerá del todo tal y como la conocemos en la actualidad, pero está claro que está sufriendo una metamorfosis y todos aquellos jugadores que no participen en esta transformación digital quedarán fuera del mercado. La revolución tecnológica ha llegado a todos los rincones de la sociedad y cobra especial relevancia en los servicios financieros que, a su vez, son condición necesaria para el desarrollo de las economías y los países.
¿Estás preparado para sumarte a la transformación digital de la banca?
