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Todo lo relacionado con el mercado laboral es un ejemplo perfecto del funcionamiento de la visión de las autoridades, expertos y presuntos economistas a lo largo de esta crisis.

Los sueldos para una empresa o para una administración pública determinada son simple y llanamente una partida de gastos en su balance, (ni tan siquiera son una inversión), y en consecuencia, si aplicamos una lógica empresarial, el objetivo es reducirlos debido a que el único efecto que se aprecia sería una mejora de los beneficios o reducción de las perdidas sin mayores efectos. Parece pues una medida perfecta tanto para sortear la crisis como para favorecer el crecimiento de las empresas.

Pero el problema es cuando ampliamos el punto de vista y nos salimos del enfoque empresarial y asaltamos el enfoque de la economía. El gran salto procede de que los sueldos de una economía son una variable ajena para una empresa, (por muy grande que sea; de hecho se observa mejor en una gran empresa), ya que es una decisión que en gran parte viene derivada del entorno. Por tanto a la hora de pasar del enfoque empresarial al económico, los sueldos ya son realmente una variable, en lugar de un dato y adquieren en el sistema económico unas funciones que no tienen demasiado sentido en el análisis dentro de una empresa.

Los sueldos, en una economía, son pues más que un dato determinante para la estructura de costes de una empresa.

En primer lugar, los sueldos de una economía son los ingresos de la mayor parte de los ciudadanos de esa economía.

Por supuesto es fácil comprender que cualquier empresa paga los sueldos a sus empleados y vende sus productos en los distintos mercados. Es lógico pues entender que cuando una empresa quiere bajar los sueldos a sus trabajadores, no afecte a su demanda debido a que sus clientes no pierden ingresos. Pero cuando el proceso se generaliza, tenemos la paradoja de que al final si la mayoría de las empresas optan por la solución de bajar los sueldos, el resultado es que la mayoría de las empresas si se encuentran que los ingresos de sus clientes se reducen. De esta forma, imaginando un sencillo mundo donde existen dos empresas (A y B), de forma que la empresa A vende sus productos a los trabajadores de la empresa B y viceversa, nos encontramos que si la empresa A baja los sueldos, se beneficia inmediatamente, y la empresa B es la que asumiría los costes de dicha acción, ya que si quiere mantener las ventas, tendrá que vender a un precio inferior para compensar la caída de los ingresos de sus clientes. Si la empresa B toma exactamente la misma medida, al final las dos empresas habrán empeorado.

Por tanto, cuando se habla de contener el salario o bajar los precios en un país determinado, realmente se habla de bajar los ingresos de los clientes del país.

Por supuesto, se objeta con la necesidad de competir en el exterior, y externalizarnos, sin mencionar muchos matices que invalidarán por completo dicho argumento. Por ejemplo, nadie mencionará que en las economías mas externacionalizadas es muy difícil entender aportaciones al pib del sector exterior de dos dígitos y en ningún caso alcanzarían el 20%. Nadie mencionaría tampoco que si el proceso es global y las reducciones de los ingresos de los clientes son a nivel mundial, la situación tampoco mejoraría a nivel mundial.

Tampoco conviene olvidar el detalle de que realmente la economía es un sistema organizado mediante el que los ciudadanos nos organizamos creando instrumentos y relaciones con el fin último de organizar recursos limitados para obtener productos para el consumo. El mero hecho de planear producir para otros, implica que hemos olvidado el fin último de la organización económica. Y pido que no se malinterprete esta frase. Si producimos para otros, es con el objetivo de poder consumir con los recursos obtenidos los productos que los otros consumen.

Además de ser los ingresos de los clientes, los sueldos son una variable clave que determina la productividad. Muchas son las voces que determinan que los sueldos han de estar vinculados a la productividad, siendo este otro de los enfoques tomados desde un punto de vista claramente empresarial.

Pero es que la relación entre los sueldos de una economía y su productividad están ya suficientemente estudiados en una economía, siendo además uno de los puntos menos controvertidos en dicha ciencia, ya que absolutamente a nadie se le ha ocurrido rebatir las conclusiones que las teorías económicas o el sentido común nos marcan. Estas conclusiones no son más que determinar que los sueldos determinan la productividad pero que la relación inversa no se cumple.

Para ilustrar el procedimiento debemos tener en cuenta como se toman las decisiones de inversión de las empresas. Para tomar una decisión sobre cualquier inversión una empresa siempre debe mirar primero el mercado. Deberá determinar si existe una necesidad determinada a cubrir en el mercado y si existen clientes con capacidad de realizar desembolsos por dichos bienes o servicios.

Mucho se ha hablado de que en España tenemos un modelo basado en la producción de productos de bajo valor añadido. No es difícil entender esto en relación a los ingresos de la economía. Es fácil determinar que si la mayoría de los ciudadanos de una economía tienen escasos recursos económicos, (lo que viene a ser sueldos bajos), dichos ciudadanos no buscarán productos de gran valor añadido, sino que buscarán productos con precios baratos. Por tanto para generar productos con alto valor añadido, necesitamos que las empresas decidan que les compensa realizar dichos productos y esto sólo pasará si los clientes de las empresas están en condiciones de pagar y valorar dichos bienes o servicios.

Por tanto los sueldos bajos implican necesariamente que la producción de una economía se centre en bienes de bajo valor, ya que la mayoría de las empresas han de dedicarse a estos bienes.

Otro aspecto que determina la demanda es la estabilidad de los ingresos, de tal forma que la posibilidad de que una persona se pueda encontrar en situación de desempleo es determinante para la toma de una decisión de compra. La pregunta clara es ¿Pagarán las personas un valor añadido en un entorno en el que saben que pueden perder el empleo con facilidad?. El hecho de que una economía tenga el índice de temporalidad muy elevado y despido libre, unido al hecho de que además existan numerosas presiones para reducir el coste del despido, implica necesariamente que los consumidores, demandemos productos de bajo coste, de forma que relativamente poca gente se encuentre en posición de demandar productos de alto valor adquisitivo. En consecuencia. Esto también determina lo que se va a producir y explica por tanto la existencia de un modelo productivo basado en poco valor añadido en España.

Por tanto, una vez determinado que es lo que producimos y que no, nos queda saber cómo se ha de producir. Por tanto, y dado que deberemos tener en cuenta que existen varias formas de producir determinados bienes, al análisis de las empresas se limita a producir de la forma más barata determinados bienes, (asumiendo como criterios constantes el resto de factores).

Por tanto cualquier empresa, cuando analiza como producir pone encima de la mesa las alternativas de procesos de los que dispone. Básicamente se trata de combinar los recursos de capital, (traducido en inversiones), y trabajo. Para cualquier caso existen varias alternativas productivas, de forma que la empresa tirará de la opción que para ella sea más rentable, tanto en términos de coste puro, como de minimización del riesgo.

Pongamos un ejemplo en la agricultura:

Una empresa ha de labrar un campo, y para ello puede optar por varias cosas, adquirir un tractor y pagar a un tractorista o contratar 15 personas.

¿Cómo lo hará?. Pues analizará el coste de las dos opciones, y sus posibles riesgos. De esta forma, si la combinación tractor-1 empleado es más económica que la contratación de 15 personas, será la elegida. Es muy fácil determinar pues que la decisión de cómo se produce dependerá principalmente del coste de los distintos factores, de tal forma que cuanto más barato sea el coste de la mano de obra, (sueldos), en mayor proporción se usará dicho factor, de tal forma que la inversión y las productividades sean menores.

Esto básicamente es lo que la ley de las productividades marginales nos marca, afirmando que en una economía se organizarán los procesos en función del uso de los factores. Se usarán los factores siempre y cuando la productividad de cada unidad monetaria invertida en ellos sea superior al factor alternativo. Dicho de otra forma, contrataremos trabajadores siempre que cada euro invertido en ellos nos dé un importe mayor en valor del producto que cada euro invertido en bienes de equipo. Cuanto mayor se use un factor la productividad de este se reducirá y en consecuencia se llega a una situación de equilibrio, en el que las productividades se igualan por los costes de dicho factor.

En consecuencia, la productividad es consecuencia directa de los sueldos, o dicho de otra forma, los sueldos determinan como producir, y en consecuencia la productividad.

Otro aspecto que suele pesar a la hora de determinar es como se produce es el riesgo de cada una de las opciones. Por tanto, y volviendo al ejemplo del tractor y las 15 personas, podemos plantearnos el riesgo de cada una de las opciones. De esta forma, las empresas son conscientes de que la opción de incorporar el tractor implica un riesgo significativo, ya que una vez adquirido el tractor no existe la posibilidad de marcha atrás de forma que tenemos un riesgo importante, ya que si decidimos deshacer nuestra decisión tendríamos que vender el activo perdiendo una gran parte de su valor. En el caso de los trabajadores, el riesgo viene determinado por los costes de rescisión del contrato. En el caso de que el despido sea libre, el coste es la indemnización que corresponda, (y en el caso de contratos temporales el coste será cero). Por tanto es fácil determinar que el riesgo de las opciones se ve claramente afectado por el coste del despido, así como la facilidad de contratación temporal. Supongo que no será difícil entender que en consecuencia, la libertad de despido, (así como el coste en caso de que este sea libre), es un dato importante para decidir como producir, y por tanto en la productividad.

Por tanto, es fácil comprobar que si nos salimos de la visión de cada una de las empresas, la situación del mercado laboral, así como su valoración es un elemento clave para explicar el modelo productivo, económico y por supuesto social en España y en cualquier otro lugar. Sin embargo, poco o nada se ha dicho al respecto, y creo que ya es hora de abordar seriamente esta situación.
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  1. #1
    18/04/12 09:24

    Me asombra que este post no haya tenido ningún comentario desde 2009. ¿Reflejo de las ideas preconcebidas que abundadn sobre el tema?.

    Excelente, Tomás, como siempre.

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