Ya ha llovido un buen rato desde mi último repaso de coyuntura. Allá por el mes de febrero, inaugurando este largo año electoral, salía el presidente Rajoy decretando el fin de la pesadilla que da nombre a este blog. Veamos con qué datos acabamos el 2015 y la legislatura.
El PIB sigue creciendo…
Pues bien, de entrada hay que reconocer que el Producto Interior Bruto va como un tiro. Si el 2014 terminaba con un crecimiento del 2%, al finalizar el tercer trimestre del corriente ya crecemos al 3,4% interanual. Sin embargo, hay un par de detalles que no me acaban de gustar: lo primero, que el crecimiento del tercer trimestre (0,8%) ha sido un par de décimas inferior al del segundo (1%); y lo segundo, que todo el mérito se debe a la demanda interna (sobre todo el consumo de los hogares y la inversión en bienes de equipo), ya que el sector exterior resta por el tirón de las importaciones. Eso sí, técnicamente ¿quién dijo crisis?
… pero la ocupación es más baja y precaria que en 2011
Si atendemos a los grandes números, también hay buenas noticias de parte de la EPA: nuestra tasa de paro ha bajado al 21,18% de la población activa, frente al 23,70% con el que cerramos 2014. Sin embargo hoy tenemos 100.000 ocupados menos que al comienzo de la legislatura. Y por cada nuevo empleo indefinido estamos creando dos temporales, como no puede ser de otra manera: el tirón del consumo se deja ver principalmente en el sector servicios, un conglomerado de actividades de baja productividad y condiciones precarias.
Los precios no levantan cabeza
En cuanto a los precios, el 2015 comenzó con una variación negativa del IPC (-1,3%) y lo vamos a cerrar en el -0,3%. La culpa de este encefalograma plano la tienen la vivienda y los carburantes. Así que no se de qué nos quejamos: la gasolina en mínimos, los alquileres no se actualizan, el ocio bien barato… Hoy España es un país bien competitivo en el que los salarios y las pensiones tampoco dan demasiada guerra.
Y la deuda sigue devorando el equivalente a nuestro PIB
Y lo que no terminamos de controlar es la deuda pública, que alcanzó el 99,3% de nuestro PIB al final del tercer trimestre. Presumimos de que la coyuntura nos permite financiarnos barato pero la verdad es que dependemos de lo que ocurre por ahí fuera: ni el precio del petróleo, ni los tipos de interés, ni la cotización del euro se pactan en La Moncloa. Esperemos que el 2016 no nos traiga una nueva cura de humildad.
Como dice la chica esa de la tele, estos son los datos y suyas son las conclusiones.
Que disfrutéis de la gran fiesta de la Democracia. S2.