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Franquicias ruinosas

Hoy te voy a contar una historia, sobre cómo elegir una franquicia por razones de imagen y por deslumbrar con famosos puede ser un carísimo error.

Franquicias ruinosas

Érase una vez una famosa por su casa, llamada Carolina Adriana Herrera, la hija de la diseñadora. Junto con otras tres amigas suyas, puso en marcha Baby Deli, una tienda pequeña con un jardín en el Barrio de Salamanca, lo mejor de Madrid.

 

El concepto: un sitio para eventos infantiles de alto nivel, donde un café con pastas ecológicas se ponía en 10 euros, y se compraban juguetes de madera biodegradables, potitos ecológicos, ropa con tintes naturales, y diversos talleres infantiles.

Sin que haya afectado a su imagen, el pasado mes de febrero, la sociedad que controla la marca, dedicada a vender productos infantiles ecológicos desde 2007,  ha conseguido salir del concurso de acreedores en el juzgado 12 de Madrid. Se ha salvado la marca gracias a un acuerdo con los proveedores, pero cuatro tiendas franquiciadas cerradas y 40 empleados despedidos son su legado.

Según los ex-acreedores de la marca

Los excesos de algunas de las socias se pagaron caros. Muchas de ellas jamás pagaban los eventos propios que realizaban allí. Todo fue generando un agujero

Se pasaba a las franquicias productos con precio por debajo de coste, otras veces con la fecha a punto de caducar. Se imponían productos carísimos que se sabía de antemano que no iban a tener salida. Llegaron a tener un millón de euros de deuda. Las franquicias, que jamás recuperaron la inversión, se endeudaron con los proveedores y tuvieron que comerse el mobiliario de la marca, que está registrado y no pueden utilizar con fines comerciales.

Solo uno de los franquiciados, cuya tienda tiene sede en Barcelona, sigue adelante con su negocio; los otros cuatro tuvieron que cerrar (Bilbao, Valencia, Zaragoza y Santander). Detrás de estas clausuras hay ahorros de toda una vida esfumados y una gran desilusión.


Dos de las cuatro tiendas que cerraron han contado su experiencia en Vanitatis. Otras no se han atrevido a publicar su testimonio, pero en lo que todas coinciden es que, más allá del descalabro económico (las franquicias de Bilbao y Valencia perdieron alrededor de 400.000 euros),

Lo peor fue el daño moral. Jugaron con nuestras ilusiones, nuestra confianza, arruinaron a muchas familias y nos sentimos estafadas



Cómo perder 200.000 euros en menos de un año


Lo que cuenta la franquiciada de Santander:

Tuvo la franquicia de abril 2012 a enero 2013. Fue la penúltima en abrir antes de que la empresa fuera a concurso de acreedores.

Nos dimos cuenta a los seis meses de abrir que algo no iba bien, aparte de que los pedidos llegaban casi caducados, no servían lo que pedíamos y no teníamos el apoyo que nos dijeron; la contabilidad era un desastre. Por eso nos plantamos y decidimos salirnos de la franquicia. Invertimos más de 200.000 euros.

Me llegaron a decir que no podía ser dueña y atender y limpiar el baño yo misma, que tenía que poner empleados. Yo ya les dije que no me salían los números. No tenía nunca los productos del catálogo, siempre facturaban o de más o de menos.

Los productos venían en mal estado, muchos con la fecha de caducidad muy cerca. Tuvieron varios almacenes y todo era caótico. Teníamos que andar con lupa para que todo cuadrase. Mis condiciones no fueron tan leoninas como las de las primeras franquicias porque ellos ya estaban en bancarrota, lo que pasa es que yo no lo sabía, asegura.

Cuando salimos de la franquicia y montamos otro negocio propio los proveedores no se fiaban de nosotros por haber sido de Baby Deli. No nos servían y nos costó salir adelante. Pero lo conseguimos”.

Su opinión coincide con la dueña de la franquicia de Zaragoza. Luisa Alonso fue la última en franquiciar y perdió en total unos 150.000 euros.

Nos encontramos con problemas de financiación bancaria, creemos debido a los números del grupo matriz.

Los pedidos no venían en buenas condiciones ni a tiempo. Entiendo que los productos ecológicos tienen poca fecha de caducidad, pero como además había tanto jaleo con los almacenes, al final nos llegaban con entre 15 y 30 días de caducidad, difíciles de colocar a tiempo.

Ella dice que las socias de Carolina Adriana Herrera siempre la vieron como “una franquicia de segunda”. Lo explica: “Se ve que Zaragoza no tenía suficiente nivel o que ya sabían cómo estaban y no se preparó conjuntamente ni la inauguración de la tienda".

Luisa relata que si hubieran tenido el apoyo suficiente y correcto que debe ofrecer una franquicia a sus franquiciados, el negocio hubiera funcionado. Llegó un momento en que no podíamos asumir más pérdidas ni meternos en demandas

Siempre pensé por qué este tema no había trascendido a los medios de comunicación. Y todo lo cuento asumiendo que mi error fue no informarme antes con otras tiendas de la situación real. Estaban a punto del concurso de acreedores y abrieron tienda conmigo. Increíble”.

Está claro que en el mundo de las franquicias, no es oro todo lo que reluce.

¿Conoces algún caso parecido?

1
  1. Top 100
    #1
    22/10/15 22:40

    Busca lo sucedido con la franquicia de Burger King en Costa Rica.
    400 empleados a la calle.

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