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La promesa incumplida de Telefónica

En febrero de 2016, dos meses antes de abandonar la presidencia de Telefónica, César Alierta dijo que la empresa estaba totalmente comprometida con su política dividendos y que el pago de 0,75 € por acción estaba asegurado para cinco o diez años. Ya en 2017 el dividendo ha sido reducido a 0,40 €. La promesa no ha durado ni un año.

En realidad, si una empresa va bien, una reducción del dividendo no tiene un impacto duradero sobre el valor de sus acciones. Los accionistas pierden en concepto de renta pero por otro lado ganan porque la empresa dispone de más recursos para invertir. Es decir, una empresa con buena salud financiera puede incumplir una promesa acerca de su política de remuneración y los accionistas no saldrán perdiendo. 

El problema es cuando prometes algo que no se puede cumplir. Ni en 2014 ni en 2015 ni en 2016 los beneficios de la operadora fueron suficientes para poder pagar un dividendo de 0,75 €. Al pagarlo, la empresa, ya de por sí endeudada, perdía recursos propios. Por definición, un dividendo es una participación en los beneficios del ejercicio. Cuando se paga con los recursos propios, se reduce el valor de la acción. Tampoco en 2017 se generaron suficientes beneficios para pagar 0,75 €, pues el beneficio por acción fue de 0,56 €. La nueva dirección decidió dejar sin efecto la promesa de Alierta. A fin de cuentas, cumplirla hubiera ido en detrimento del accionista.

Así que nos encontramos con la paradoja de que lo mejor para la empresa y para el inversor era no honrar el compromiso adquirido.

Alierta dio muestras de no entender cómo funciona la bolsa. Dijo no entender por qué los inversores compraban bonos con un interés del 2% y no compraban acciones de Telefónica con un rendimiento por dividendo del 8%. En primer lugar, sí que compraban títulos de Telefónica, pues era uno de los valores más negociados del mercado. Otra cosa es que las acciones no pararan de caer. En segundo lugar, el dividendo no era real, por la razón que ya he indicado. Es como si tienes 1.000 €, te quitas 50 € a ti mismo y te lo vuelves a dar, y dices que has obtenido un rendimiento de 50 € con un capital de 950 €. En tercer lugar, el valor de una acción no depende del dividendo sino en gran parte de la rentabilidad y de la solvencia de la empresa, aspectos donde Telefónica destacaba negativamente.

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  1. #1
    09/04/18 11:26

    Telefónica es una empresa con ventas decrecientes y que dedica un dineral a amortizaciones, al año cada año, lo que hace que su ROA sea escaso.
    Lo máximo que se puede esperar de ella es un "pelotazo" debido a la venta de sus filiales en UK, Alemania o Argentina.

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