M&G nos transmite su visión sobre el eterno debate entre gestión activa y gestión pasiva entrando a comentar las principales caracterísiticas de ambas estratagias de inversión. Finalmente comentan su posicionamiento respecto a ellas y los motivos por los que se decatan por una u otra.
Le remitimos al glosario para una explicación de los términos de inversión empleados en este artículo.
Para muchos inversores, los fondos pueden ofrecer un modo efectivo de diversificar sus inversiones, al reunir una gama de activos individuales en un solo producto.
Existen fondos de todo tipo y tamaño, que persiguen distintos objetivos mediante enfoques diferentes. A este último respecto, cabe realizar una distinción fundamental entre dos de los enfoques generales de gestión de un fondo: la inversión activa y la inversión pasiva.
Es importante comprender las diferencias entre estas filosofías de inversión, que en cierta medida pueden considerarse como polos opuestos. En este artículo exponemos sus principales diferencias, así como las ventajas e inconvenientes de cada una.
Gestión activa
Los fondos gestionados activamente corren a cargo de profesionales expertos que toman decisiones de inversión en nombre del inversor.
Cada fondo activo tiene su propio objetivo de inversión específico, como por ejemplo superar la rentabilidad media de un mercado de valores o pagar niveles de renta crecientes a los inversores. Esto debería encajar con lo que usted desea o necesita de su inversión, y sobre todo con su actitud frente al riesgo.
En línea con el objetivo del fondo, los gestores invierten en un abanico de activos individuales –acciones de compañías o bonos soberanos, por ejemplo– que colectivamente conforman el patrimonio del fondo, y a los que el inversor individual puede acceder en una sola inversión.
Los gestores activos creen que es posible generar rentabilidades superiores a las del conjunto del mercado a través del análisis y de procesos de inversión de probada eficacia para tomar decisiones sopesadas. En lugar de seguir “a la manada”, los gestores activos tratan de tomar decisiones más acertadas que la media, y a su vez, generar rentabilidades mejores que la media para quienes invierten en su fondo.
Los gestores aplican cargos por el hecho de invertir su dinero. Si sus inversiones tienen éxito, las rentabilidades generadas deberían ser capaces de superar los costes de inversión.
Gestión pasiva
A diferencia de los fondos activos, los fondos gestionados pasivamente tratan de reproducir la evolución de un índice de mercado concreto.
Por consiguiente, la composición de un fondo pasivo seguirá muy de cerca la cesta de activos que componen dicho indicador de referencia. Por ejemplo, un fondo pasivo de acciones de compañías globales podría invertir en las compañías que integran el índice MSCI World de un modo que refleje el tamaño –o valor– que estas tengan dentro de dicho indicador.
Por su naturaleza, un fondo pasivo debería subir y bajar en línea con el índice de mercado que intenta emular. Aunque esto reduce el riesgo de que su inversión quede rezagada respecto al mercado en general, también significa que no será capaz de superarlo de forma significativa, a diferencia de un fondo gestionado activamente. Los fondos cotizados (ETF), que reproducen un índice de referencia determinado pero cotizan como una acción a lo largo del día, son una modalidad popular de inversión pasiva.
Los cargos de los fondos pasivos tienden a ser más bajos (a veces considerablemente) que los de sus homólogos activos, al haber menos «valor añadido» por parte de su proveedor en forma de conocimientos, experiencia o análisis a la hora de seleccionar activos individuales.
Nuestra creencia
En M&G somos apasionados de la inversión activa, y a lo largo de más de 85 años hemos forjado una sólida reputación de integridad, pensamiento original e innovación a la hora de invertir. Creemos firmemente en las ventajas de la gestión activa, pero también reconocemos que algunos inversores preferirán una gestión pasiva con menores costes.
En nuestra opinión, tanto las estrategias activas como las pasivas pueden jugar un papel en una cartera bien equilibrada.
Mientras que el valor de los fondos indexados sube y baja en línea con el mercado, un buen gestor activo es capaz de aprovechar oportunidades capaces de generar rentabilidad incluso en mercados bajistas.
Los inversores en gestión activa también pueden desempeñar su labor a través de la gestión de inversiones responsable. En M&G creemos que parte de nuestro trabajo como inversores responsables es considerar todos los factores capaces de afectar significativamente a los resultados de la inversión a largo plazo –incluyendo los medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG)– e incorporarlos a nuestras decisiones de inversión.
El valor de las inversiones fluctuará, por lo que el precio de los fondos puede subir o bajar, y es posible que no recupere la inversión inicial.
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