Según hemos leído en un comunicado de Kames Capital, es falso que los fondos cotizados o ETF de renta fija sean una alternativa barata a comprar el mercado de renta fija pero, además, llama la atención que algunos de los ETFs más populares ni siquiera intenten replicar el índice que se supone que siguen.
Como explican David Ennett, responsable de deuda high yield de la gestora escocesa, y Jack Holmes, cogestores del Kames High Yield Global Bond Fund, pese a las fuertes captaciones que han registrado los ETF de renta fija en los últimos doce meses, es posible que los inversores no comprendan bien qué están comprando y cómo se comportan estos productos frente a sus propios índices de referencia.
Aunque los ETF de renta fija sean cada vez más populares entre los inversores, creemos que no se termina de entender su auténtica naturaleza. Este tipo de fondos se presentan como una forma barata de comprar el mercado pero, en realidad, eso es algo que no pueden hacer. Los índices de bonos están compuestos por miles de títulos, por lo que no resulta práctico intentar replicar todo el mercado. Si intentasen copiar el índice, estos productos de gestión pasiva incurrirían en elevados costes de negociación que reducirían de forma significativa la rentabilidad, mucho más de lo que sugiere la baja comisión de gestión. Y, sin gestores experimentados al frente, en momentos de estrés los ETF pueden cotizar con una considerable desviación con respecto a su valor liquidativo, dado el entorno de liquidez del high yield.
Por todas estas razones, desde Kames Capital opinan que muchos ETF de renta fija ni siquiera intentan replicar el mercado. El gestor pone como ejemplo el iShares $ High Yield ETF, cuyo índice de referencia es el iBoxx $ Liquid High Yield, un subconjunto de todo el universo del high yield:
Este subconjunto tiene aproximadamente la mitad de títulos que el mercado de deuda de alto rendimiento en dólares (según Merrill Lynch) –unos 1000 vs. unos 2000– y sus sesgos geográficos, sectoriales y por calificación de riesgo son distintos. Estas diferencias se hacen evidentes al comparar la rentabilidad del índice con la del mercado real. Así que este ETF no replica lo que los inversores creen y, además, ni siquiera es capaz de replicar el comportamiento de su propio índice.
Para los gestores, este aspecto no es el único problema de la inversión en ETF de renta fija. Estos fondos están diseñados para invertir en los emisores más endeudados, no gestionan la duración (más bien al contrario: amplían la duración de forma no deseada), presentan un importante riesgo de concentración, escasa gestión de la liquidez y no tienen capacidad para aprovechar las ineficiencias y oportunidades que ofrece el mercado de bonos.
Así que, a la hora de valorar si un fondo de inversión ha batido al mercado, los inversores deben plantearse qué se entiende por mercado en cada caso. ¿Se refiere a un índice –es decir, una hoja de cálculo– que disfruta de liquidez inmediata, infinita y sin coste, o a un ETF que, aunque se parezca al índice, opera, como el resto, en el mundo real.