Los ETF están, sin duda, entre las innovaciones más grandes y útiles para los inversores minoristas dentro del mundo de las finanzas, desde la aparición de los fondos mutuos.
Sin embargo, la industria está viviendo actualmente un momento de indefinición. Como reflejan los periódicos más importantes del mundo anglosajón, después de la carrera a la que hemos asistido en los últimos años para subirse al goloso carro de los ETF, un cuarto de los fondos listados en Estados Unidos han fallado en atraer suficiente capital para ser viables, por lo que estamos asistiendo a la desaparición de un importante número de ETF. La reestructuración de una industria de 1’7 trillones de dólares, la cual está quitando billones a los fondos tradicionales, tiene una notable importancia para el mundo financiero.
Los inversores minoristas tienen confianza en los ETF y, en muchos sentidos, tiene lógica dadas las ventajas que tienen estos vehículos de inversión. Son instrumentos flexibles que permiten invertir en índices como el S&P 500 o el FTSE 100 de forma más barata que sus alternativas. En vez de las complejidades de negociar con acciones y bonos, o el elevado gasto de los fondos de gestión activa, los ETF son capaces de replicar al mercado eficientemente y de forma barata.
Inversores particulares e institucionales conviven en el mercado de los ETF
No solo los particulares recurren a este tipo de fondos cotizados los inversores particulares, los institucionales y profesionales los usan para otros muchos propósitos: para ponerse corto en el mercado, para cubrirse o para exponerse con mayor opacidad. La mayoría del tiempo ambos grupos puede coexistir felizmente, pero el potencial del problema está creciendo paralelamente al tamaño de la industria.
Hasta ahora, no ha habido ningún gran desastre. Ningún ETF ha colapsado o se ha alejado demasiado de su índice subyacente de modo que los inversores tuvieran grandes pérdidas. Lo que todavía no está tan claro es si cada uno conoce exactamente como está invirtiendo su dinero y los riesgos que está corriendo. Ese desconocimiento podría convertirse en tragedia si se diera un escándalo o fallo en algún ETF mancillando la reputación de la industria entera.
Ventajas de los ETF para inversores particulares
Los ETF han logrado generalizar ventajas y beneficios que tradicionalmente los fondos solo ofrecían a los inversores institucionales como, por ejemplo, la posibilidad de invertir en una variedad de mercados globales de forma barata – renta variable, bonos o Commodities – y mover su dinero más fácilmente. Determinados miembros de la industria destacan como los ETF han democratizado el mundo de la inversión. Ahora los pequeños inversores van de la mano con las grandes instituciones en un mismo producto y son tratados justamente.
Lógicamente,siempre será más barato pagar una comisión de un 0.33% en un ETF pasivo que invertir en caros fondos de gestión activa, muchos de los cuales no baten a esos mismos índices casi nunca. Los costes del ETF son incluso menores que los de los fondos de gestión pasiva y, a diferencia de los fondos de inversión, el inversor puede comprar y vender participaciones del ETF en cualquier momento.
Lo anterior es una ventaja a medias ya que puede producirse un efecto tentación que puede animar a los inversores a tradear constantemente con ETF, reduciendo su rentabilidad a largo plazo. Un estudio realizado por Vanguard destaca que tan solo un 62% de los inversores minoristas en ETF siguen una estrategia de comprar y mantener el ETF frente a un 82% de los inversores en fondos de inversión. Tales estadísticas no hacen presumir que haya una gran cantidad de negociación diaria.
Posibles peligros derivados de los ETF
La gran cuestión es si realmente los inversores minoristas e institucionales son tratados de la misma forma en el segmento de los ETF, también en términos de rentabilidades. Viendo la situación en otros mercados sería realmente sorprendente que hubiera una igualdad de trato real y efectiva.
Desde el ETF más conocido, como es el enorme ETF de State Street, el SPDR US fund, el cual sigue al S&P 500 y gestiona más de 107 billones de dólares en activos, hasta algunos pequeños ETF se dedican a seguir índices e industrias algo etéreas y esotéricas usando varias cestas de títulos, la industria ha creado una cantidad de fondos cotizados que ya alcanzaba los 4.600 en el último recuento.
Los Bancos Centrales y los reguladores están muy preocupados con el crecimiento de los ETF sintéticos, diseñados por los bancos usando derivados en vez de activos físicos. Alrededor del 45% del mercado europeo es sintético y algunos Bancos Centrales ya han alertado que su complejidad y opacidad podrían implicar un riesgo sistémico.
Las tres grandes gestoras de ETF – BlackRock con iShares, Vanguard y State Street – están intentando proteger su prestigio e imagen trazando una línea visible entre los ETF de réplica física y los ultramodernos ETF de réplica sintética. A los 3 les gustaría un etiquetado de los ETF más transparente y claro.
Pero incluso los ETF físicos tienen escollos para los inversores minoristas. Por una cosa no están siendo igualmente tratados los inversores minoristas e institucionales: El mercado tiene dos escalones. Los ETF en Estados Unidos solo pueden ser negociados directamente en bloques de activos por instituciones autorizadas, mientras que los inversores minoristas solo pueden obtener sus participaciones a través de sus brokers.
En este mercado en dos escalones, los inversores minoristas tienden a comprar y mantener el ETF mientras que los traders y los creadores de mercado compran y venden rápidamente por muchas razones. Los ETF, por ejemplo, se han convertido en el vehículo primario para instituciones para ponerse cortas: es más fácil negociar un fondo sobre un índice que pedir prestados títulos de diferentes acciones.
La líquidez de los ETF se puede ver desde dos perspectivas diferentes
Esto no es necesariamente un problema por sí mismo para los inversores minoristas, en realidad, puede ser una ventaja. Un gran volumen de negociación tiende a estrechar los diferenciales a los cuales se ofrecen las participaciones del ETF y esto rebaja finalmente los costes finales para los inversores individuales. Los creadores de mercado también tienden a aprovecharse de los huecos que se abren entre el valor de un ETF y su índice subyacente y los eliminan a través del arbitraje, previniendo así el track error.
Pero las cosas no siempre funcionan a favor del pequeño inversor. Como ejemplo, un caso que sucedió a principios de año en el cual una simple orden de venta de un inversor por un volumen de 780 millones de dólares hizo caer brutalmente el valor del ETF. Por tanto, los expertos aseguran que, por lo general, cualquiera que brinde liquidez al mercado beneficia a todos los inversores pero hay que tener cuidado con los eventos extremos.
Este incidente aislado llevó a la agencia Moody’s a advertir a los gestores de activos sobre el uso irregular de ETF. En una crisis, pueden darse tendencias de venta o compra muy marcadas, llevando a cambios de precios más bruscos en el valor del ETF que en los mercados subyacentes. También advierten que un ETF puede fallar, dejando a los inversores atrapados, si está demasiado corto.
En resumen, los ETF han presentado siempre un buen historial de rendimientos - próximos al índice - y han sido buenos aliados en la inversión de los minoristas. Sin embargo, es importante que sus virtudes no sean sacrificadas para potenciar otros usos que los traders puedan darles.