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"Amigos" ingratos

 

Es natural acudir a los amigos cuando uno se encuentra en apuros. El mundo es un lugar duro y los amigos suavizan esa crudeza. Además, uno los conoce bien. ¿Por qué depender de un extraño, cuando se tiene a mano un amigo?. 

El problema es que, a menudo, no se conoce a los amigos tan bien como uno cree. Los amigos suelen coincidir con nosotros a fin de evitar discusiones. Entre amigos se suelen disimular los rasgos desagradables, para evitar molestar u ofenderse. Los amigos son los que más celebran nuestros chistes. A los amigos les encanta nuestra  compañía, disfrutan con nuestra conversación y aprecian nuestro consejo; quizá sean sinceros… pero con frecuencia no lo son.

Cuando nuestra generosidad para con un amigo se da en un entorno laboral,  poco a poco se van descubriendo facetas que esa persona mantenía cuidadosamente ocultas. Lo extraño, según mi impresión,  es que  es precisamente nuestro acto de generosidad para con nuestros amigos, lo que desestabiliza la relación.  Quizá es que el ser humano necesita sentir que merece su buena fortuna y la recepción de favores puede convertirse en algo opresivo: significa que uno ha sido favorecido por ser un amigo y no necesariamente por méritos propios y, en esto, casi siempre hay un ligero toque de condescendencia que, secretamente, molesta. Esa herida se irá manifestando de forma paulatina: algún desplante, alguna mentira, un poco de hipocresía, un toque de ninguneo o resentimiento de tanto en tanto, y, antes de que nos podamos dar cuenta, la amistad comenzará a diluirse de forma irremediable. Cuanto más nos deba el amigo, menos gratitud cosecharemos.

La ingratitud tiene una historia larga y profunda. Su poder ha quedado demostrado a través de tantos siglos, que resulta en verdad sorprendente que la gente siga subestimándola. Es mucho mejor ser desconfiado. Nunca debemos esperar gratitud de un amigo, y nos veremos gratamente sorprendidos cuando éste se muestre agradecido.

Todas las situaciones laborales exigen una cierta distancia entre la gente que participa en ellas. Se trata de trabajar, no de hacer amigos. La amistad (verdadera o falsa) sólo enturbia este hecho.

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  1. en respuesta a Jose Luis Sanchis
    -
    #4
    15/05/10 02:23

    No es mi intención cambiar formas de pensar. Solo comento un artículo que esta publicado imagino entre otras cosas para poder comentarse.

    Veo por lo que dices que utilizando el refranero español quieres dar a entender una postura firme en cuanto a lo anterior escrito. Gracias por contestar y sencillamente dejo mi otra forma de ver el tema del cual hablas, si ha parecido un juicio lo escrito o desde una postura poco tolerante no estaba en mis animos ir en ese sentido.

    Y como veo que eres fans de los refraneros " El que come y canta algún sentido le falta"

    Saludos cordiales,

  2. en respuesta a Suprem123
    -
    #3
    15/05/10 01:55

    Suprem123, gracias por tu opinión, que respeto como respetaría cualquier otra, porque soy un ferviente defensor de la libertad de expresión.

    Nada más lejos de mi ánimo que polemizar sobre este asunto, ni mucho menos juzgar o poner en cuestión el grado de autosuficiencia emocional o de madurez de nadie.

    Yo únicamente comparto, a través de este medio, mis opiniones sobre la economía y los mercados y también sobre cualesquiera otros temas de la vida y la sociedad que llaman mi atención y sobre los que tenga algo que decir.

    En la amistad, como en casi todo en la vida, hay grados. En el mercado de la vida, las amistades también cotizan. Las hay que se revalorizan, mientras otras se devalúan y algunas se hunden. Hay picos y valles, burbujas y crashes, sobrevaloraciones e infravaloraciones y, muchas veces, sorpresas.

    Tener una visión bucólica e inocente sobre este o sobre cualquier otro tema, no nos hace mejores sino que nos aleja de la realidad, que siempre tiene matices.

    El rico refranero español, recoge numerosos proverbios, fragmentos de una antiquísima sabiduría popular, que gracias a su brevedad y a la justeza de su tono, se han preservado en el tiempo. Aquí van dos:

    Amigo que no presta y cuchillo que no corta, aunque se pierdan poco importa.

    Entre dos amigos, un notario y dos testigos.

    Saludos cordiales,

    José L. Sanchis

  3. #2
    14/05/10 12:26

    Adentrándome en este mundo de la economía ...A veces se encuentra de todo un poco.

    Poseo un grupo variado de amigos, y los considero amigos pues son personas con las que puedo hablar, compartir, dar o pedir “sugerencias” a cerca de mis dudillas o simplemente otra opinión como cuando acudimos a un médico o varios. El solo hecho de pensar en la amistad tal cual lo contemplas en este articulo, me da entre otras cosas estupor...Respeto profundamente desde que sitio las personas basan las relaciones ya sean de amistad o de otro tipo, pero pienso que un principio básico para el no conflicto con los demás y ser mas felices todos, es acoger nuestras aportaciones o vínculos afectivos desde la generosidad del que da sin esperar, del que simplemente comparte sin entrar en criticas. Esperar reconocimiento, y que nos devuelvan “nuestros actos de generosidad” tan cual dices me parece que carece de todo acto amistad o amor, y muy alejado del propio concepto. Imagino que escribir acerca de la amistad desde este sitio es producto de un gran dolor, pero ...¿Quién realmente te ha hecho daño? ¿Puede ser tu forma de ver los actos de generosidad de los cuales hablas? ¿O tu forma de ver las relaciones afectivas? ¿Qué te aporta pensar así?

    Veo en esto que escribes: Dolor, critica, egoísmo, y muy poca autosuficiencia emocional y/o madurez.
    Con todo mi respeto y consideración, deberías replantearte las relaciones y desde donde las vives.
    La económica? bien gracias, pero que nuestras malas emociones no nos dominen, o dediquémoslos SOLO a las finanzas ...

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