Curiosa noticia que nos llega como no desde Estados Unidos. Una niña de 14 años residente en Clermont (Florida) casi se carga a sus padres del susto cuando descubren la factura del móvil. Resulta que la pequeña envió la friolera cifra de 35.463 sms en un solo mes. Si hacemos números esto equivale a enviar 1.182 sms al día, o lo que es lo mismo, 74 sms por hora durante 31 días consecutivos (suponiendo que duerma 8 horas al día). Acojona, ¿eh?
El susto en la factura ascendía a unos 6.000 dólares. La suerte del padre es que tenía contratada una tarifa plana con sms ilimitados. De no ser por ello el castigo para la niña podría haber sido ejemplar (por ejemplo, mandarla a estudiar aquí).
Dado que hace poco circuló por la red otra noticia parecida, se me antoja la siguiente cuestión, ¿se aprovechan las compañías telefónicas de la insensatez adolescente? Me pregunto cuánto se reducirían los beneficios de Movistar y compañía si mas de un padre controlase la factura de móvil de su hijo. Según las estadísticas de los principales operadores de telefonía móvil, cada terminal en manos de un adoscente envía al día una media de veintinueve mensajes...
Investigando un poco por internet he encontrado a un tal Jose María Lozano, que destaca las siguientes fases evolutivas en el uso del móvil desde la página web del Ministerio de Educación:
- Entre los 11 y los 13 años, los niños usan con frecuencia el teléfono fijo y ya son capaces de utilizar el móvil, pero carecen, normalmente, de los criterios para un uso adecuado, por eso no es conveniente que tengan uno propio.
- Entre los 13 y los 15 años, es la fase más complicada. Los adolescentes ya saben utilizar todas las posibilidades del móvil, muchas veces mejor que un adulto, pero es fácil caer en la adicción a los móviles. Pueden disponer del uso de un móvil familiar de una forma más asidua, pero no se aconsejeta todavía su posesión.
- Entre los 16 y los 18 años, el adolescente ya puede hacerse responsable de tener un móvil, pero es necesario que su uso se ajuste a las normas preestablecidas y debe hacerse totalmente responsable de su mantenimiento económico, para lo que quizás resulte más conveniente la modalidad pre-pago que el contrato, aunque también se pueden poner límites. En este sentido puede dedicar parte de su "independencia" económica al gasto del móvil para saber, y "sufrir en sus carnes", lo que cuesta mantenerlo.