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Costes salariales, presión fiscal y productividad

Hace unos días hablaba Juan Roig, Presidente de Mercadona, sobre la productividad y los salarios. Decía la siguiente frase:"Hemos vivido durante quince años en la España rica. Tiene que producirse un equilibrio entre nivel de vida y productividad". Esta afirmación nos puede llevar a un gran debate sobre salarios y productividad, o más bien sobre costes y productividad.

A finales de los años noventa, con la entrada en vigor del euro, los costes financieros bajaron drásticamente, pasando de principios de los 90 del 16% al 2%. Por consiguiente, endeudarnos en esos momentos era muy fácil y además barato. Esta bajada de tipos ofrecía la posibilidad de obtener mejores tasas de rendimientos en cada uno de los proyectos de inversión que las empresas necesitaban realizar para crecer.

Al mismo tiempo, principios de siglo XXI, años 2000, explota la burbuja puntocom, con lo que la bolsa no se hace rentable, está en horas bajas, y la posibilidad de obtener rentabilidades como las pasadas en mucho más difícil. Estas pérdidas, provoca que los inversores busquen nuevas formas de inversión con las que obtener de nuevo beneficios, y la mayor parte de las empresas, en vez de buscar nuevos proyectos de inversión en la propia empresa, dedican gran parte de sus beneficios a la compra de suelo o de viviendas, con el objetivo de seguir generando beneficios.

Esto provoca, que muchas empresas se descapitalicen apostando todo al sector inmobiliario que cada vez va creando un mayor peso en nuestro PIB. Mientras, las empresas no aprovechan los momentos de bajos costes financieros con los que acometer proyectos de inversión rentable. Se deja de lado por tanto la productividad.

Es decir, en plena expansión económica, como todo lo que se fabrica se vende, las empresas no se preocupan como se consigue producir mi nivel de ventas, sino de cómo consigo venderlo todo. Por tanto, los costes de producción suben y con ello los precios, existe un mayor IPC, comparado con la zona euro, puesto que hay muchos factores de producción que no se utilizan de manera eficiente.

Gráfico del Euribor, costes laborales, presión fiscal, productividadLa productividad es la relación entre la producción obtenida en un determinado período de tiempo y los factores utilizados para su obtención. La productividad está relacionada con la eficiencia técnica y económica de la empresa. Cuando existen varias combinaciones de factores para fabricar un mismo producto la elección depende del precio de los factores de producción.

Es entonces cuando nos acontece la famosa crisis, y es cuando los empresarios rápidamente buscan como mejorar sus ratios de productividad, y aquellos factores de producción que no están siendo utilizados eficientemente, son echados a la calle. Al mismo tiempo, como las empresas jugaban con unos costes financieros tan bajos, las pólizas de crédito eran usadas sin temor, puesto que cualquier otra opción era más cara. Pero llega un momento en que esta póliza no se renueva, porque la empresa no cumple los requisitos de prudencia que desde un principio debería haber impuesto la entidad financiera, y se quedan sin financiación ajena.

Actualmente, los empresarios buscan la manera de eliminar costes de producción, con lo que poder ser competitivos en los mercados internacionales, así como en el propio mercado interior. Es cuando estudiamos la posibilidad de disminuir los costes por despido, o eliminar la presión fiscal puesto que nos hace ser menos competitivos. Cuando por lo que si deberían apostar los empresarios es por disminuir la tramitación y los costes de crear una nueva empresa.

Estas iniciativas, que si es verdad pueden bajar los costes de producción, no atajan el verdadero problema y es que la productividad de nuestras empresas es imperiosamente baja. Es decir, que necesitamos más horas que una empresa alemana, por ejemplo, para fabricar el mismo producto, con los cual los costes para la empresa alemana son más bajos, por tanto puede ofrecer un precio mucho más competitivo que nosotros en el mercado internacional.

Esto, por tanto, no se arregla con una disminución de los costes laborales ni con una menor presión fiscal, más que nada porque si nos comparamos con países como Alemania, sus costes laborales son mayores y su presión fiscal mucho más.

Por tanto, las empresas españolas deben de acontecer aquello que es más difícil para ellas, que es elegir eficientemente aquellos factores de producción que son necesarios para realizar cualquier producto. Es más, debemos ser conscientes de que cualquier país no es capaz de producir todos los productos que se necesitan, sino que deben ser los propios empresarios los que observen en lo que realmente España tiene una ventaja comparativa con el resto de los países del mundo, y buscar la máxima productividad, es decir, la máxima eficiencia de los factores de producción.

Por ello, la culpa de nuestra mala productividad no es la rebaja de los costes salariales, ni la rebaja de la presión fiscal, sino una mejor formación del factor trabajo, y mejorar la elección de proyectos de inversión de las empresas que sean realmente rentables a largo plazo, y ser capaces de exportar tecnología, es decir, de crearla, puesto que va a ser más barata que si la importamos como hasta el momento. Por ello, la inversión en I+D+I debe ser uno de los departamentos principales en cualquier empresa por pequeña que sea, y no debemos dejar solo en manos del Estado los procesos de investigación, máxime cuando lo que se busca es bajar los impuestos.

Hablemos de impuestos, ¿Para qué sirven realmente los impuestos? Los impuestos nos pagan las escuelas, la sanidad, las subvenciones, las carreteras, y otras cuestiones, que nos ayudan poder aumentar nuestra productividad. Unas buenas vías de comunicación es importante, que mis empleados tengan una buena sanidad hace mejorar mis ratios de absentismo, y una mejor formación del trabajador favorece la búsqueda de nuevos modelos de producción más productivos.

Mantener el estado de bienestar no es barato, es por ello que existen los impuestos, y debemos entender que pagar impuestos no es tirar el dinero. Por ello, debemos ser capaces de denunciar el 30% de economía sumergida que existe en nuestro país, cuando la media europea es del 3%.

No esconderé mi idea de que un aumento de los impuestos no es malo, siempre y cuando mejoren los servicios que ofrece el estado. Si es cierto que actualmente, esta subida del IVA va a servir para disminuir los excesos en los presupuestos. Pero no creo en los políticos que me ofrecen una bajada de impuestos, y una mejora de los servicios puesto que la práctica no nos dice esto. Caso de Valencia donde los servicios públicos cada vez van a peor. Con lo que esta bajada de impuestos que me anuncian, no me es rentable, ya que, tengo que pagar el impuesto y además, si quiero tener una buena sanidad o una buena educación debo pagar por ello en escuelas y seguros privados. Sinceramente, una bajada de impuestos no es la solución.

Por consiguiente, si queremos ser como los países de nuestro entorno, si deseamos ser más productivos, no se trata de recortar costes salariales o eliminar impuestos, sino de ser capaces de mejorar la eficiencia de los factores de producción. Cuestión esta que es la más complicada para el empresario, y la que nos debe llevar hacia otro modelo en donde el peso de la construcción en el PIB sea menor, y optemos por sectores que no se vean afectados de manera tan directa con los ciclos económicos. Por ende el turismo también deberíamos englobarlo en el mismo círculo.

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