He publicado este artículo en mi newsletter pero he pensado que también podría interesar a los lectores de este blog y el motivo es que sigo dándole vueltas sin parar a esto de la teoría de las Termópilas
En este caso quería hablaros de que si, asumimos que siempre queremos mejorar nuestras vidas (no parece una asunción descabellada), efectivamente la oferta y demanda necesariamente estarán constantemente buscándose la una a la otra. Los intercambios libres se producen si ambas partes estiman que mejoraran su status, luego necesariamente se buscarán constantemente la una a la otra.
Para analizar y entender el futuro y dónde va a estar el poder, debemos comprender dónde está el factor limitante que impide el match entre ambas.
El factor limitante en la batalla de las Termópilas era sencillamente la superficie de terreno. El ejército persa solo puede aprovechar todo su potencial si puede utilizar toda la superficie de terreno en la que cabe su e.g. millón de soldados. Pero no, aunque no hubiese paso de las Termópilas, la cantidad de soldados que podrían enfrentarse al mismo tiempo ofensivamente a los 300 Espartanos no podría ser una cifra muy superior (¿quizás 1000 o 2000 contando arqueros a distancia?). El resto tendrían que estar esperando para actuar a que sus compañeros cayesen abatidos y fuesen sus cadáveres movidos a otro lado.
Con el paso de las Termópilas este número se vería reducido todavía más, ¿quizás a los 400 o 600?, luego toda la superioridad del ejército no significaba nada a corto plazo, salvo que tenían reemplazos hasta que los 300 Espartanos cayesen exhaustos.
El mercado de bienes
Antes de internet, el factor limitante en el mercado de bienes, que en realidad no es más que ese paso estrecho, era la capacidad física de mostrar la oferta al potencial demandante. Era por lo tanto una limitación puramente física, de metros cuadrados disponibles para mostrar toda esa oferta de productos (escaparate, líneal, etc...)
El catálogo de papel fue un gran avance, pues ahorraba el viaje del comprador hasta el centro de exposición y venta, pero aún así la búsqueda de un artículo estaba limitada y ser incluido en un catálogo físico tiene también enormes limitaciones.
Convencer al corte inglés de turno de mostrar tu producto era ya una victoria. El Corte Inglés como consecuencia tenía una ventaja competitiva bestial si era capaz de contar con m2 de superficie disponible para que como insisto, oferta y demanda se encontrasen. (location, location, location).
Pero ahora tenemos en la palma de nuestra mano catálogos infinitos en los que la búsqueda, al contrario de lo que ocurría en los primeros catálogos, es inmediata. La compra se efectúa con un click.
El convenience yield de contar con un producto en propiedad ha bajado de manera espectacular; es decir, ser usuario de amazon e insertar una tarjeta de débito te convierte automáticamente en poseedor de millones de promesas de artículos de todo tipo. Es así, eres multi-millonario en promesas de productos. Por lo tanto, la ventaja derivada de poseer todos esos artículos respecto a poseer promesas del mismo (convenience yield) se ha colapsado con internet.
Cuando el coste de usar se hunde respecto al coste de poseer, automáticamente la gente tenderá a usar más que comprar, tanto más, cuanto mayor sea el coste de almacenamiento y deterioro de ese bien y por este motivo mucha gente empieza a plantearse, entre otras cosas, las ventajas de comprar un coche respecto a las de contar sencillamente con una aplicación móvil que te permita acceder a uno en segundos.
Amazon además ha unido ranking y valoraciones de usuario, que ayudan en la toma de decisiones. Es decir, ha unido el match entre oferta y demanda de bienes con el match entre oferta y demanda de información de los mismos.
El mercado de trabajo
Del mismo modo, en el mercado de trabajo, el factor limitante era la distancia física hasta el centro de trabajo. Por este motivo las personas se han tendido a centrar en grandes ciudades durante las últimas décadas. Era casi imposible acceder a buenos trabajos si vivías lejos. Si Madrid tiene por defecto a (e.g.) 500.000 funcionarios porque me da la gana, y además toda empresa que esté protegida por la regulación tiene como core business hacerle la pelota a un ministro, cuentas ya con una ventaja poblacional y económica de partida bestial respecto a cualquier otra ciudad. En provincias ocurre lo mismo con todas las capitales que por defecto cuentan ya con empleos públicos que suponen consumo y por lo tanto empresas. Pero es que además estas empresas contratarán proveedores que querrán también estar físicamente cerca de sus clientes y al haber un ejército de empleados cualificados en la ciudad, cualquier empresa que quiera contratar deberá ubicarse ahí también. En economía esto es lo que llamamos *agglomeration economies*
Los canutos para conectar oferta y demanda laboral se están multiplicando exponencialmente. Cada vez será mayor la cantidad de gente que podrá trabajar independientemente de su ubicación geográfica. Ya lo pronosticaron muchos durante los años en los que nacieron los ordenadores y las comunicaciones entre ellos.
Sin embargo los grandes cambios como estos tienen enormes inercias. Cualquiera podía prever hace décadas que esto ocurriría, pero sí que es cierto que está tardando más de lo que muchos esperábamos, en mi opinión más por una resistencia mental que por otra cosa. La pandemia actual está probando de forma acelerada que frecuentemente, trabajar en remoto no supone problema alguno respecto al trabajo presencial.
Esto va a tener consecuencias dramáticas a medio plazo para aquellos inversores que sigan pensando, muy erróneamente en mi opinión, que la inversión inmobiliaria es infalible. Mucha gente va a perder mucho dinero con el sector inmobiliario, porque lo único que da valor a los pisos en Madrid, Barcelona o NY, es su mercado de trabajo, que hace que la gente se de bofetadas por vivir cerca de donde exista oferta. Al haber un factor limitante en la superficie disponible para construir, el precio del m2 se dispara. Al contrario, a medida que la demanda y oferta de trabajo se puedan encontrar cada vez más independientemente de la distancia física, tendremos que el precio del m2 se hundirá. Creo que tardará un tiempo, pero ocurrirá.
Esto cambiará la demanda de alquiler, con ello la rentabilidad de los activos y con ello su status de reserva de valor. En otras palabras, el inmobiliario se va a desmonetizar mientras que la deuda contraída para financiarlo seguirá imperturbable.
El mercado de información
Si efectivamente queremos maximizar nuestro bienestar, necesitamos tomar las mejores decisiones de compra e inversión y para ello debemos contar con la mejor información (la que he mencionado que Amazon te da en sus valoraciones de clientes). El mercado de información es seguramente el que más se ha transformado. Sin embargo siguen quedando resquicios del pasado. Uno de los grandes misterios de la humanidad es comprender cómo algunos medios convencionales siguen sobreviviendo.
La capacidad de prestar atención o de gestionar información va a ser el nuevo factor limitante a la hora de informarnos sobre qué nos conviene y qué no. Los buenos comunicadores serán los nuevos beneficiados. A través de ellos miles de millones de personas se informarán sobre qué les conviene hacer con sus vidas en múltiples ámbitos.
Ojo, los grandes beneficiados serán también aquellos ciudadanos que dediquen tiempo a diferenciar la señal del ruido. El ruido será ensordecedor, pero entre la bazofia informativa, habrá verdaderas joyas como ocurre ahora mismo en twitter. Por este motivo creo que una de las invenciones menos entendidas es sin duda el botón de bloquear. Todavía está mal visto porque mucha gente sigue con el paradigma de un humano incapaz de relacionarse con mucha gente a la vez, cuando internet nos permite (y casi obliga) a relacionarnos con cientos cada día. No estamos diseñados para esto último por millones de años de evolución.
Las grandes plataformas como youtube, twitter, instagram, (Rankia también en su nicho financiero), serán las grandes beneficiadas si no caen en la censura o manipulación de la información. Ese es el gran reto para plataformas que opten por cantidad más que por calidad. El dilema está entre optar por la escala (youtube/twitter) y dejar la calidad a los algoritmos u optar por dejar la calidad a editores humanos que seleccionen qué *influencers* pueden publicar en mi plataforma y cuáles no.
Los grandes comunicadores tendrán un enorme poder y ganarán mucho dinero por su capacidad para prescribir y anunciar tanto sus servicios como los de terceros. Sin embargo corren el riesgo de parecerse a Ryanair anunciando sin ton ni son, luego su credibilidad dependerá en cierta medida de su capacidad para hacer el análisis más imparcial y objetivo posible (no dejarse corromper, vaya). Sino, corres el riesgo de, como ocurre con frecuencia con gente en instagram, de que anuncien sin pudor hasta el punto de dar vergüenza ajena.
Aquellos que lo hagan bien se beneficiarán del hecho de que el mismo trabajo puede ser publicado para una audiencia de 5 que para una audiencia de 500 millones. Da igual que el ingreso por oyente sea de unos pocos satoshis o milésimas de euro. El resultado final serán ingresos estratosféricos.
El mercado de energía
Mucha gente sigue pensando que los precios de la energía dependen en gran medida de la cantidad de recursos disponibles. Por supuesto que tienen un enorme impacto, pero existen muchos recursos y si se acaban unos, hay otros.
El mayor determinante de los precios energéticos sin embargo han sido sus costes de almacenamiento y transporte. Por ejemplo, las renovables han destrozado los economics de la electricidad ya que al no poderse almacenar a gran escala, dependemos del viento o radiación solar para tener una idea de cuánto pagaremos por la electricidad (en el mercado mayorista).
Si fuésemos capaces de almacenar la fotovoltaica a un precio razonable a gran escala, resolveríamos el problema energético de un día para otro con la cantidad de radiación que llega a nuestro planeta (falta mucho para esto y habría que ver el impacto que tendría en el consumo de todas las materias primas necesarias para su construcción) y podríamos además reducir nuestra dependencia de una red de transporte y distribución cuyos costes dependen de terceros que tienen cero incentivos para reducirlos
Lo mismo ocurre con el gas o petróleo. Sin las correctas infraestructuras de transporte y almacenamiento, así como de refino, los precios se pueden disparar si cualquier evento (como una guerra o conflicto diplomático) supone algún tipo de disrupción en su suministro.
Un cliente nuestro en MeteoGroup, hace unos 6-8 años se ahorró muchísimo dinero con el carbón australiano porque pronosticamos grandes inundaciones que afectaron al transporte de carbón y al normal funcionamiento de los puertos comerciales del país durante varios días. Esto disparó el precio y ellos se anticiparon comprando futuros antes de que se disparase. Tras esto les subí el precio claro. Su *willingness to pay* subió espectacularmente.
Lo mismo ocurre con los traders de gas. Les avisábamos cuando había tormentas en mitad del atlántico que pudiesen afectar al ETA (estimated time of arrival) de la mercancía a puerto. Un día de retraso podía suponer incluso el desvío a otro puerto en otro continente si el retraso fuese excesivo, ya que el valor de ese gas era de casi cero en el primer destino si ese ETA se retrasaba. En otras palabras, el cargamento de los barcos de LNG cambia de manos varias veces durante un trayecto transoceánico. Glencore es el amo de esta actividad en Europa y son una máquina de hacer dinero.
Y en Texas los precios del gas se ponen negativos en cuanto se producen shocks de demanda y literalmente no saben que hacer con el pues se dispara el coste de almacenamiento (al no haber capacidad suficiente)
En definitiva, la restricción en la energía es tanto la capacidad de oleoductos, gaseoductos, como la falta de interferencia de eventos externos (meteorología, guerras o conflictos diplomáticos) o la incapacidad de almacenar rentablemente la electricidad.
El dinero
Al dinero le pasa exactamente igual. El coste más importante que tiene el dinero es el de almacenamiento y a este coste lo que más le afecta es:
- La inflación
- El deterioro
- El coste de mantenimiento
La inflación equivale a la depreciación. En el caso del oro está en los alrededores del 2% año tras año.
El deterioro de un bien físico puede ser notable; de ahí que históricamente escogiésemos el oro para acumular riqueza durante largos períodos de tiempo (su estructura atómica le permite conservar sus propiedades con el mínimo deterioro)
El carácter físico del oro nos hace requerir pagar seguridad, y existen claras economías de escala derivadas de custodiar grandes cantidades de oro, de ahí que mucha gente siga prefiriendo tener promesas de oro en vez de oro físico, a pesar de que esto tenga un gigantesco coste oculto.
En resumidas cuentas, el factor limitante del dinero históricamente, el oro, han sido sus limitaciones para transportarlo, almacenarlo a un coste razonable, pero también dividirlo o reconocerlo fácilmente y en grandes volúmenes (no me imagino un cajero del mercadona verificando la calidad del oro de todos los pagos)
Recuerda que el dinero es un reconocimiento público, fácilmente verificable, difícilmente falsificable, durable, transportable, fungible y divisible de los intercambios de valor que efectuamos los unos con los otros y que mientras que históricamente hemos hecho este reconocimiento público entregando bienes físicos, Bitcoin lo hace con datos y software, lo cual revienta sin piedad los factores limitantes y economics del dinero físico.
Cuando cambian los factores limitantes de buena parte de los mercados que necesitamos para coordinarnos y cooperar, cambian de forma radical las estructuras de poder.
Estoy poco a poco encontrando mi misión en ayudar a la gente no solo a comprender esto sino a estar lo mejor preparados posible.