Carta del presidente de Afinsa desde la Carcel.

El que quiera leer que lea

corto y pego

saludos

Soto del Real, 31 de mayo 2006

Queridísimos compañeros:

Orgullo y emoción, esos son los principales sentimientos que han aflorado al recibir vuestra magnífica carta del pasado día 23. Ya se nos va el mes de mayo, este fatídico mayo que, ojalá nunca hubiera llegado. Y con él a los que estamos aquí gozando de la hospitalidad del estado, veintidós días de libertad: No os podéis imaginar en cuanto se valora cuando se pierde.

A estas alturas, todavía no tenemos muy claro quien o quienes están detrás de la mayor canallada, creo yo, de los últimos años y, aunque algo intuimos, habrá de pasar mucho tiempo para que conozcamos a los auténticos instigadores de tamaño tropelía. Porque no hay que engañarse, amigos, estamos en prisión cuatro personas no por ser Albertino, Juan Antonio, Carlos y Vicente, estamos aquí por ser AFINSA y se creen que descabezando la organización, ésta se muere. ¡Qué equivocados están!, ¿se pueden decapitar las ilusiones, los sueños, los proyectos?; ¿acaso lo inmaterial sufre como lo físico y se extingue cuando xxxxxxx (ilegible) los considerados puntos vitales?

Sabéis –y además así lo estáis acreditando- que no hemos cometido más delito que el de representar a nuestra querida AFINSA y obviamente en ella a todos sus clientes y a vosotros, los más entregados trabajadores y compañeros que empresa alguna tuvo. No debíamos gustarles, pero nunca tuvieron la decencia de decírnoslo a la cara. Antes, al contrario, todo eran parabienes y felicitaciones por el esfuerzo, la originalidad y el crecimiento.

Pero les molestábamos, no porque quisiéramos –que nunca quisimos- sino por algo mucho más prosaico, lo que tenia yo no lo tenían ellos y, claro está, eso no se puede consentir. ¿Qué las reglas del mercado son otras?, ya lo sabemos pero no han querido jugarlas, era más fácil, tremendamente sencillo, utilizar a la policía, los medios de comunicación y ¿la justicia? Para acabar de un plumazo con un sector que en su opinión restaba, sabe Dios, cuantas décimas en sus beneficios. Preguntándonos ¿a quién beneficia? Empezaremos a atar hilos y ya sabe, por el hilo se llega al ….

De momento, ya veis, nos han crucificado y aunque el símil parezca excesivo, es así como nos sentimos, cuatro aquí tal vez más físicamente, pero al final a todos, los de aquí y a los que estáis ahí fuera, haciendo lo que hacen los afinseros: dar la cara. Animo, amigos, compañeros, más pronto que tarde la verdad -en lo único que al menos yo creo en estos momentos- se abrirá camino entre tanta zarza, (¿ponzoria? ilegible) y (permitídmelo) mierda y nuestro honor como personas, trabajadores y empresa quedará restablecido y ¿Quién sabe? Si compensado, aunque ahora eso sea lo de menos.

Una vez más estáis haciendo bueno aquello que tanto me gusta citar: “como no sabían que era imposible, lo hicieron”… Porque difícil va a ser un rato, bueno, ¿y qué? Estamos tan acostumbrados que, os lo aseguro, también saldremos de ésta. Aún no sabemos cómo pero tener la certeza de que entre todos seremos capaces de poner en marcha un nuevo sueño pues ya sabéis que lo importante de los sueños está en buscarlos, en perseguirlos, no tanto en alcanzarlos.

Y ese día, cuando todos juntos emprendamos de nuevo el camino, esto que ahora nos ocurre, nos hará sino reír, si sonreír, porque no nos pudo. Como tiente de cuantos cobardes, flojos, mercenarios, asustadizos u oportunistas, no fueron capaces de esperar ni un minuto y pusieron a salvo sus limpios culos que, por cierto, deben cuidar por si algún día les sirve de fuente de ingresos. (Perdonar la digresión pero aquí, en la carcel, la jerga no es precisamente culterana a lo Góngora, todo lo contrario, más bien “Quevedesca” y claro, todo se pega).

Queridos amigos, compañeros (tal vez debería utilizar el femenino pues sois mayoría, pero ya me conocéis, uno está chapado a la antigua y lo políticamente correcto se la trae al (¿paiso? ilegible), además la gramática que yo aprendí dec