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Apuntes de Economía: historia y funciones del dinero

Bien, como os prometí en el post anterior, hoy quiero cerrar el tema de los “mercados financieros” (o lo que sean en realidad) volviendo a los orígenes del problema. Para ello, no se me ocurre nada mejor que un apunte sencillo y entretenido sobre la historia y las funciones del dinero. Tal vez nos ayude a recuperar el norte.

Según el diccionario de la RAE, la palabra dinero proviene del latín denarius. De todas las acepciones aceptadas por la Real Academia, los economistas utilizamos la última: medio de cambio de curso legal, que es más genérica, ya que el dinero se puede instrumentar en moneda física o en cualquier otro objeto tangible o intangible de confianza. Que no nos confunda la etimología de la palabra: el origen del dinero no está en los denarios romanos, sino mucho más atrás, en el comienzo de las relaciones comerciales. Cuando el ser humano cambió el modelo económico de subsistencia por el de la especialización productiva, surgió la necesidad de contar con un sistema que facilitara los intercambios. Así, junto con el trueque, las sociedades empezaron a utilizar diferentes objetos valiosos (por escasos) y líquidos (de fácil circulación) como medio de cambio. El valor que poseían estos objetos (metales, piedras preciosas, conchas, plumas, alimentos…) erareal, intrínseco. No procedía de ninguna autoridad suprema.

En tiempos de las grandes civilizaciones ya había emprendedores creativos y espabilados que ofrecían servicios de custodia, cambio y envío de dinero. En la Edad Media (s.XII), los orfebres tenían establecimientos donde custodiaban monedas y otros objetos de alto valor intrínseco y, para solucionar el problema del almacenaje, empezaron a certificar la propiedad de los mismos con el correspondiente recibo canjeable de papel. Pero llegó el momento del mercantilismo (año 1500) y de las relaciones comerciales entendidas no como medio de vida sino como sistema que servía para acumular, crecer, prosperar. Los ciudadanos empezaron a utilizar los recibos como medio de cambio, porque confiaban en que, cuando fuera necesario, podrían ir al establecimiento de origen y canjearlo por monedas. Pero he aquí que la confianza se transformó en credulidad, los ciudadanos dejaron de exigir el respaldo físico de los papeles y estos se consolidaron como moneda convencional. Había nacido el dinero fiduciario. Y la cosa se desmadró cuando los orfebres abrieron una nueva línea de negocio: prestar recibos respaldados con moneda en custodia. Sin negar la ventaja de contar con dinero ajeno para expandir la actividad comercial, las autoridades se dieron cuenta de que había más recibos circulando que monedas almacenadas. Y decidieron intervenir fundando los Bancos Centrales, instituciones con autoridad exclusiva para emitir moneda convencional con el respaldo de las reservas nacionales de oro y plata. De paso, aprovecharon la intervención para hacer caja, darle un poco de marketing al aburrido papel y ponerle la cara del personaje de turno para otorgarle contenido patriótico. Así, cada nación añadió el dinero fiduciario a su colección de distintivos propios. (Lo sé, los denarios también llevaban la cara del César. Y los banqueros de la Edad Moderna no fueron los primeros prestamistas de la historia. Pero la novedad radica en que el dinero de papel tiene valor fiduciario pero no real).

Que aquellos bancos centrales originarios tuvieran el monopolio de la Gran Impresora no evitó que los bancos comerciales siguieran prestando más recibos –ahora ya oficiales- de los que podían canjear. Y a las flamantes autoridades monetarias les faltó tiempo para emplear la impresora con fines geo-estratégicos, osea para financiar guerras y, más tarde, para solucionar problemas económicos generales.

No hace falta que me extienda en el resto de la película. El dinero fiduciario se fue generalizando en todas las sociedades. Las naciones desarrollaron sucesivos sistemas monetarios internacionales –de cambio fijo o flexible, con el respaldo de reservas de oro y/o plata y/o divisa de referencia-. Y los economistas, desde que dejaron de ser pensadores y empezaron a trabajar como científicos (es decir, desde Adam Smith) no han parado de estudiar el comportamiento del dinero en su interacción con la economía real o a solas, en su salsa. Hoy, el dinero es una mercancía más, cuenta con sus propios mercados (primarios y secundarios, monetarios y de capitales, de divisas, de bonos, de derivados…) y es responsable de los mejores (crecimiento, inversión, empleo) y los peores (inflación, crisis, desempleo) hitos de la economía mundial.

El dinero, tal y como lo conocemos hoy día, desempeña cuatro funciones:

  1. Medio de cambio. Una economía basada en el trueque sería insufrible, por la dificultad de intercambiar bienes o servicios heterogéneos en cuanto a valor y prestaciones. En este sentido, el dinero se encuentra al servicio de la economía real, facilitando la actividad comercial y productiva.
  2. Unidad de cuenta. El dinero nos permite hacer números. Gracias al dinero podemos juntar peras con manzanas, calcular cuánto podemos comprar y en cuánto podemos endeudarnos. Y, gracias a la inestimable colaboración de la contabilidad creativa, hay que reconocer que el dinero nos permite contar lo que no existe hoy pero existirá mañana, lo que debería existir e, incluso, lo que existió alguna vez pero se nos olvidó apuntar.
  3. Depósito de valor. Muy a pesar de lo que piense gente como Silvio Gesell, el dinero fiduciario no caduca. Se puede acumular por motivo precautorio (ahorro), prestar a cambio de un interés o invertirlo. Las nuevas tecnologías han permitido convertir el dinero en apuntes contables y eliminar los inconvenientes del soporte físico (billetes, monedas, tarjetas). Sin embargo, el fenómeno de la inflación sigue siendo la asignatura pendiente de nuestro sistema, por mucho que algunos discutan el origen monetario de este desequilibrio.
  4. Poder liberatorio de deuda. La confianza que la sociedad deposita en el dinero permite que cualquier deuda quede saldada con la restitución de la cantidad prestada más los intereses. Ningún otro objeto –ni siquiera un bloque de ladrillos- garantiza por sí mismo la cancelación de la deuda dado que el valor de los bienes puede ser inferior a la obligación contraída.

 

Hay quien añade a la lista una quinta función: la de servir como instrumento de política económica. En efecto, las autoridades monetarias pueden influir en la economía aumentando o contrayendo la oferta de dinero en circulación; para ello cuentan con los tipos de interés de intervención, las inyecciones de liquidez o las operaciones de mercado abierto. Sin embargo, opino que esta no es una función propia del dinero sino de sus reguladores. En cualquier caso, acepto otras interpretaciones sobre el tema.

Pues bien, ya veis que el Vil Metal realmente no tiene la vileza como cualidad (más propia de las personas) y sólo se ha mantenido en metálico durante un puñado de siglos en la Historia. Lo que está claro es que el dinero es una convención social, una creación artificial del ser humano. No deberíamos permitir que él tome las decisiones por nosotros.

 

La próxima semana retomo la serie de propuestas (atrevidas), con una batería de ideas para fomentar la movilidad de las personas, entendida en sus diversos sentidos.

 

Saludos 

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  1. en respuesta a Macroymicroblogger
    -
    Joaquin Gaspar
    #4
    05/09/11 17:47

    Exacto, concuerdo 100% en: No es muy coherente juzgar a la autoridad monetaria en función de si sube o baja los tipos de interés. Las cosas se deben analizar en su contexto y no aisladas, porque sino las conclusiones son inexactas o tendenciosas.

    Por otro lado, lo de volver a un respaldo físico podría ser una opción bastante dolorosa y si los líderes no han sido capaces de tomar decisiones dolorosas en el problema de Grecia, menos creo que lo hagan en algo que incumbe a muchas mas partes. Aclaro que aunque no estoy muy a favor de un dinero respaldado, sí creo exista una posibilidad a parte del oro, tal vez un tipo de canasta de varios bienes o algo por el estilo.

    Sé que el dinero fiduciario tiene la tendencia a crear deuda, lo cual no creo que sea malo, simplemente debemos fijar límites, ya que todo exceso trae consecuencias desastrosas. En este aspecto también deberíamos pensar que un crecimiento ilimitado mediante el aumento de deuda, NO existe. Tal vez entendiendo nuestros límites podamos crear planeaciones mas realistas.

    Por cierto este es un post que hice hace tiempo sobre la posibilidad del regreso al patrón oro.
    https://www.rankia.com/blog/etfs-pm/608043-posible-regreso-patron-oro

    Saludos

  2. en respuesta a Gaspar
    -
    #3
    05/09/11 09:35

    Es que nos hemos empeñado en conceder vida propia al papel. Hemos creado un monstruo y no sabemos como pararlo.

    Respecto a los bancos centrales, por supuesto que son necesarios pero deben ganarse el respeto con decisiones independientes. No es muy coherente juzgar a la autoridad monetaria en función de si sube o baja los tipos de interés, se trata de valorar por qué lo hace. Y la política monetaria debería favorecer al ahorrador, no al endeudamiento. Una política de tipos mega-bajos da a entender que el dinero es gratis. Y claro, como la divisa importante es el $, tendemos a pensar que Bernanke es un héroe por regalar dinero y Trichet es el malo por castigar a la economía europea. Desde mi punto de vista, hace falta volver al dinero con respaldo físico, a falta de una moneda única mundial.

    Saludos

  3. Joaquin Gaspar
    #2
    01/09/11 18:23

    No deberíamos permitir que él [dinero] tome las decisiones por nosotros pero tampoco debemos cargarle toda la culpa al dinero, ya que como bien mencionáis la vileza como cualidad [es](más propia de las personas). Un objet o pedazo de papel no es malo per sé, nosotros somo quienes desgraciamos y fregamos las cosas.

    El dinero es un medio y como todo medio depende del usuario su buen o mal uso.

    En cuanto a los Bancos Centrales me gustaría expresar mi opinión. Yo creo que son una Institución necesaria para quitar la tentación de la maquina del dinero al gobierno, pero también creo que es necesario una reforma interna, mas vigilancia y rendición de cuentas. Esto con el fin de desintegrar los intereses de bancos privados con los intereses primordiales del Banco Central, además de regular con toda trasnparencia las actividades y transacciones para que no se comentan los abusos actuales: http://publicintelligence.net/federal-reserve-provided-16-trillion-in-emergency-loans-to-u-s-and-foreign-banks/

    http://www.bloomberg.com/news/2011-08-21/wall-street-aristocracy-got-1-2-trillion-in-fed-s-secret-loans.html

    Saludos

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