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En las entradas anteriores se pretendía “jugar” un poco (para  ver lo que daba de sí) con la idea de que la difusión de las crisis económicas guarda cierta relación con la que sigue  la moda y otros procesos similares, situaciones sociales  donde la imitación o  el comportamiento en manada (“herd-behaviour”), parece ser la norma, lo se explica porque los seres humanos tenemos una cierta tendencia a comportarnos de modo similar a como lo hacen los cardúmenes de peces o las bandadas de pájaros, sobre todo en contextos de información imperfecta y dificultades en la toma de decisiones, y ello a pesar de lo que nos gusta declararnos racionales e individualistas. En tales casos la imitación por parte de cada cual de lo que hacen quienes lo rodean constituye por lo general una regla de comportamiento si no racional sí, al menos, sensata (como lo manifiesta la sabiduría popular del refranero). Pero sucede que, a veces, como ocurre cuando lo que se imita son los comportamientos contractivos de algún o algunos sectores económicos que están pasando por malos momentos, esa regla de actuación puede acabar en una profunda crisis económica generalizada.

 

Se pasaba entonces a acentuar a continuación el papel de los llamados “Influyentes”, tal y como los denomina Malcolm Gladwell en su “Ley de los Pocos” (Law of the Few). No había nada raro en ello, pues parece claro que en lo que respecta a su capacidad de contagio o de suscitar en otros un comportamiento imitador, hay en la economía (como en los otros mundos sociales) sectores como el financiero o el inmobiliario que destacan de modo que pueden muy bien  “pintarsela ellos solos” muy bien para lanzar una nueva “moda económica”, ya sea expansiva (las conocidas “burbujas financiera o inmobiliaria”) o contractiva. Si, además, ocurre de que estos sectores gozan, como así ocurre,  de la inestimable ayuda de esos recopiladores/generadores de “informacion” (“mavens” los llama Gladwell)  como son las “renombradas” agencias de calificación tanto a la hora de generar una moda económica-como sucedió con la de las mal llamadas hipotecas tóxicas- como a la hora de acabar con ella, pues se tiene conformado un auténtico y perfecto complejo económico informativo-financiero-inmobiliario  generador de inestabilidad o volatilidad económica, semejante en ello o, mejor dicho, mucho más capaz de “crear” tendencias que el que forma el entramado constituido por las casas de moda, las ferias, las revistas y demás instituciones de ese mundillo del glamour y el espectáculo, sólo que en este último caso, el daño que pueden generar sus desvelos es mucho menor, además de ser enteramente previsible la recurrente alternación en el ciclo de lo que se lleva y se deja de llevar.

 

Pero...las cosas no son tan sencillas y evidentes como pueden parecer a simple vista. Duncan Watts, un sociólogo matemático, ha puesto en cuestión  la idea central de Malcolm Gladwell de la influencia determinante de esos Influyentes a partir de  una serie de experimentos usando internet. En ellos ha constatado que en las redes sociales (y no olvidemos que la red económica es una red social) las interacciones son más complicadas y confusas de lo que parece y dicta el sentido común, y lo más claro y evidente no tiene porqué ser lo real y verdadero.

 

Concretamente, lo que Duncan Watts ha encontrado es que el papel de esos “pocos Influyentes” (los conectores, los mavens, los persuasores) a los que tanta importancia da Gladwell en la generación y difusión de las modas,  no parecen tenerla tanto o al menos, no parece que la tengan tanto en la mayor parte de los casos. O sea, que los Influyentes no lo son tanto en la generación de cambios en las redes sociales y en las cascadas informacionales, o sea que la Ley de los Pocos lo que viene  realmente a decir, más bien, es que los Pocos si bien pueden pesar mucho relativamente, pesan poco en términos absolutos  y que es bien posible que los grandes Influyentes lo que sean es ser grandes  imitadores[1].

 

Para Watts, el éxito de una moda o de una tendencia depende no tanto de quién es la persona que la empieza, de sus características o importancia social o económica, sino de cuán susceptible es la sociedad en su conjunto a la moda o tendencia de que se trate. No importa tanto, pues, cuán persuasivo o Influyente es quien primero la adopta, sino de si todos los demás miembros de esa sociedad son fácilmente persuadidos por ser fácilmente persuasibles. “Si la sociedad está lista para abrazar una tendencia, casi todo el mundo puede empezar una, y si no lo está, nadie puede hacerlo”, dice Watts, que afirma cuando enfoca sus resultados al marketing: “Tener éxito con un nuevo producto es menos una cuestión de encontrar el tipo/modelo perfecto (hipster) a quien infectar y más un asunto de calibrar las vibraciones o la onda  del público (the public's mood)”. Una moda sea cual sea no es aleatoria o accidental, no hay moda sin fundamento, por decirlo como Arguiñano. Y, sí, por supuesto que siempre habrá alguien que sea el primero que desencadena  una tendencia. Pero puesto que generalmente hará ese papel por azar, será ciertamente “influyente” pero, en terminología de Watts,  un “Influyente accidental”.

 

Pero,  por qué, sin embargo, es tan atractiva y convincente la idea de Gladwell que acentúa el peso enorme de los Pocos Influyentes. Watts apunta que, muy frecuentemente, a la hora de dar cuenta de los fenómenos de imitación en las cascadas informacionales se recurre a la idea de contagio en las epidemias, y a todo el mundo le resulta obvio que si se contagia alguien muy bien comunicado o relacionado, una epidemia se dispararía a una velocidad o con una intensidad que en otro caso no tendría. Pero, para Watts, las tendencias sociales son más parecidas a los incendios forestales que a las epidemias: “Todos los años hay miles, pero sólo unos pocos llegan a ser infiernos rugientes y voraces. Eso ocurre en aquellas raras ocasiones en que el entorno es el adecuado: escasez de lluvias, bosques secos, sistemas de vigilancia y antiincendios escasos o mal equipados. Y, entonces, si se dan estas condiciones, cualquier cerilla vieja vale”. ¿Tiene entonces acaso algún sentido  ir por ahí pregonando “las excepcionales propiedades de la chispa que empezó el fuego?, se pregunta Watts.

 

Traduzcamos lo anterior a la Economía, aunque está tan claro que hacerlo es un poco redundante. Si llevamos la lógica argumental de Duncan Watts del marketing al mundo macroeconómico, una crisis que procede por imitación, difundiéndose como cascada informacional, como moda de comportamiento económico entre los agentes,  no necesitaría entonces empezar en alguno de esos sectores económicos que hemos singularizado previamente como Influyentes. No, en el mundo de las redes sociales de Duncan Watts, no es necesario que haya una burbuja financiera, o inmobiliaria, o en otro sector importante para que se desencadene una crisis económica generalizada. Lo importante es que se den las condiciones subyacentes para que todos los sectores acepten los comportamientos económicos típicos de una crisis (es decir, que se perciba un “public's mood”, un “estado” anímico en los agentes económicos que los lleve a aceptar, a asumir, la existencia de una crisis y les haga comportarse de forma que efectivamente la hagan real). En su ausencia, sin esa disponibilidad del público a aceptar la moda de la crisis,  las crisis financiera o inmobiliaria tendrían el mismo efecto generalizado que una cerilla en un bosque empapado.

 

Reaparece aquí entonces  un viejo tema, una vieja polémica: ¿son las crisis en algunos sectores -el ferrocarril en el siglo XIX, el financiero en el XX, el inmobiliario más modernamente-  los solos causantes directos y claros de las crisis económicas, o son sólo los detonantes, los disparadores de unas crisis cuyas condiciones ya existen previamente como carga explosiva bien cebada ya lista para explotar?  Para alguien que razona como Duncan Watts, la respuesta está bien clara: las crisis están ahí en potencia, subterráneamente por decirlo así. Toda crisis económica se habría fraguado previamente al momento en que un sector concreto o determinado por muy importante que sea, entra realmente en crisis, y haga estallar el entero edificio económico. Una crisis existiría de modo subyacente, estaría larvada o en potencia en forma de unas condiciones críticas al igual que los incendios están en potencia en tiempos de extrema sequía. Desde esta perspectiva, las crisis concretas que saltan a la luz en algunos sectores Influyentes son  epifenómenos, señales o signos  de la existencia e importancia y profundidad de las auténticas condiciones críticas, que son por ende las que habría que conocer e investigar. Dicho de otra manera, las crisis económicas son la forma en que salen a la luz, se hacen visibles y reales unas malas condiciones económicas que hasta entonces estaban ocultas o pasaban inadvertidas o eran minusvaloradas[2].

 

Dos grandes explicaciones de las crisis hay desde este punto de vista. La una, materialista, la otra, la idealista. Tratémoslas siquiera brevemente.

 

La primera -¡no podía ser de otra manera!- es la explicación marxista de las crisis económicas[3]. Para Marx, el sistema capitalista adolecía de una serie de contradicciones internas que ineludiblemente lo abocaban a crisis económica tras crisis económica. Contradicciones esenciales, nada aleatorias pues,  que anidaban en el mecanismo interno del funcionamiento del sistema capitalista, por lo que las crisis no se podían explicar como fenómenos estadísticamente irregulares, azarosos en la medida que dependerían de cómo hubiesen sido las circunstancias concretas que se hubiesen dado en algún o algunos sectores económicos “influyentes”. Las crisis serían impredecibles, pero no aleatorias.

 

De esas contradicciones, quizás la más interesante desde el punto de vista analítico a la hora de dar cuenta de las crisis económicas desde el punto de vista de esta entrada, es la que se refleja en lo que Marx denominó “ley de la tendencia descendente de la tasa de beneficio”, por la que daba cuenta del fenómeno (real para los marxistas) por el que la acumulación (o inversión) de capital aumenta continuadamente el denominador de la fracción que expresa la tasa de ganancia o tipo de beneficio, en tanto que el numerador, el beneficio agregado no puede crecer al mismo ritmo dada la existencia de límites asociados a las necesidades de subsistencia de los trabajadores.

 

Puesto que  la inversión (y, por tanto, el crecimiento económico que es su fruto) responde al deseo de los capitalistas de ganar más y más beneficios, y dado que esa acumulación de capital se hace en función de la tasa de ganancia, una disminución de ésta va debilitando paulatinamente las  condiciones para la inversión y, por tanto, para el mantenimiento del crecimiento económico. Conforme pasa el tiempo, la pugna entre los inversores de los distintos sectores por apropiarse de cantidades de beneficio relativamente menguantes (en relación a los capitales invertidos) desata burbujas especulativas y quiebras en algún o algunos sectores. Y este proceso continua hasta que llega ineludiblemente un momento en que el entero sistema entra en crisis, en que la crisis sale a la luz y estalla.

 

Las crisis aparecen aquí, en el esquema marxista, bajo un doble prisma como es lo propio de una interpretación dialéctica del mundo como lo es la marxista. Por un lado, las crisis son -como se ha dicho- un efecto de unas tendencias contradictorias o “contradicciones internas” propias del sistema de mercado; y, por otro, son -paradójicamente- la manera en que el propio sistema capitalista supera esas contradicciones y  se enfrenta a esas tendencias contradictorias,  ya que en la medida que en una crisis económica se desvaloriza parte del capital instalado, ello hace que el total del capital acumulado sea ahora más bajo que antes, por lo que la tasa de beneficio puede ahora ser mucho más elevada. Dicho de otra manera, ahora, tras la crisis, las condiciones de una nueva etapa de auge o expansión económica estarían ya puestas, como antes estaban las condiciones para una crisis. De nuevo, y como ocurría antes, sólo faltaría que en un sector o sectores concretos empezase el proceso de inversión para que el movimiento opuesto comenzase y fuese contagiando al resto, o los demás lo imitasen.

 

Yendo a la crisis actual, más o menos la anterior es la suerte de explicación que subyace a la interpretación que hace de la misma  un economista marxista de la talla de Anwar Shaikh. Éste en un artículo titulado “The First Great Depresion of the 21th Century”  en la revista Socialist Register 2011  (http://homepage.newschool.edu/~AShaikh/), proporciona una sucinta interpretación marxista de la actual crisis. Ya en la primera frase de su artículo, se dejan, para el punto de vista que aquí se desarrolla, meridianamente claras las cosas. Dice Shaikh: “la crisis económica general que se desató en el mundo en 2008 es una Gran Depresión. Fue desencadenada por una crisis financiera en los EE.UU. Pero no fue sea su causa”. Shaikh encuentra obvias similitudes entre esta depresión y la de los años 30, y afirma que “aquellos que elijan verlas como acontecimientos singulares, como la aparición aleatoria de algún “cisne negro” entre una bandada de prístina blancura, han olvidado las lecciones que la dinámica de la historia de la persecución del beneficio nos conducen a repetir la historia”.

 

Enfocando su análisis en el comportamiento de la economía norteamericana, el centro del sistema, y empezando para no irse demasiado atrás en el tiempo en la salida de la anterior gran crisis (a la que Shaikh denomina la Gran Estanflación), la de los años 1970, Shaikh razona de la siguiente manera. En primer lugar, para que el sistema capitalista pudiera llevar adelante  una salida a esa crisis fue necesaria la instrumentación de una doble política. Por un lado, una sistemática política contra los trabajadores, que fue llevada adelante en los EE.UU. fundamentalmente por los gobiernos republicanos de Ronald Regan y “los Bush”, y que se ha traducido en la relativa estabilización de los salarios reales medios de los trabajadores norteamericanos en los niveles de mediados de la década de los años 70, a la vez que la productividad del trabajo se ha disparado. Es decir, que los salarios reales han crecido mucho menos que la productividad, factor éste que, por sí sólo, permitió incrementar los beneficios de las empresas norteamericanas y aumentar los tipos de beneficio, y con ellos la inversión y la acumulación de capital, dando lugar a la fase expansiva que en estos años parece tocar a su final.

 

Pero a la “moderación” salarial ayudó una segunda política: una política monetaria laxa o expansiva que ha mantenido muy bajos los tipos de interés. El efecto de tal política ha sido doble. Por un lado, hay que tener en cuenta que a efectos de su papel respecto a la inversión lo que importa no es la tasa de ganancia o tipo de beneficio bruto que se obtenga de ella, sino el tipo o tasa neto, es decir e que resulta de restarle al tipo o tasa bruta el tipo de interés, como reflejo del el coste de oportunidad de usar el capital en actividades inversoras en vez de cómo prestamista. En consecuencia, las caídas de los tipos de interés, hicieron que el tipo de beneficio neto creciese todavía más de lo que habría crecido por la mayor presión sobre los trabajadores.

 

Adicionalmente, y por otro lado, los bajos tipos de interés permitieron también a los trabajadores norteamericanos que estaban experimentando esa congelación en sus salarios reales incrementar sus gastos en consumo recurriendo al endeudamiento, lo cual permitió sostener en buen grado la demanda de las empresas.

 

Se generó así la fase expansiva de la economía a lo largo de los años  1985-2007. Pero, por supuesto, el crecimiento estaba poniendo los explosivos que dinamitarían a la larga esta fase expansiva. La financiación de la demanda mediante el endeudamiento así como la gran acumulación de capital han sentado las bases para una nueva crisis, la que en opinión de Shaikh estamos padeciendo. Dada la forma en que se usó de la política económica para cebar la fase alcista no ha sido nada extraño que la crisis estallara en el sector financiero, pero, para Shaikh, como para los economistas marxistas en general, no es en él a dónde uno se ha de dirigir si busca comprensión. El problema no estaría en la superficie de los tejemanejes financieros, sino en el fondo. Ahí, en las relaciones contradictorias entre capitalistas y trabajadores y capitalistas, y que determinan la tasa de acumulación de capital es dónde estaría, en palabras de Shaikh,  el “sustrato material de los animal spirits keynesianos”, esos “espíritus animales” que mueven a los agentes económicos como si fuesen un cardumen de peces.



[1]Véase a propósito de los descubrimientos de Watts y las críticas y contracríticas que han suscitado, el artículo de Clive Thompson en   http://www.fastcompany.com/magazine/122/is-the-tipping-point-toast.html. Es de resaltar que la cuestión no es nada baladí pues apunta al centro de la problemática de uno de los sectores más importantes en el mundo económico: el de la publicidad. No es lo mismo plantearse (o sea invertir o gastar en) una campaña publicitaria persiguiendo los  pocos “influyentes” más adecuados para cada producto que perseguir otro tipo de campaña de marketing viral generalizada, no tan centrada en esos poco figurones.

[2]     A alguien le puede sonar lo anterior al método psicoanalítico de hacer consciente las contradicciones reprimidas en el subconsciente. Los propios psicoanalistas llaman al momento de asunción de los recuerdos ocultos, crisis. Pues bien,  creo que quien se haya dado cuenta de esa similitud no anda nada equivocado. El método y la lógica son muy similares.

[3]     Dejamos de lado la explicación de los economistas austríacos, pues su “interpretación”  de las crisis sólo aparentemente  es una explicación materialista de las crisis. Véase http://www.rankia.com/blog/oikonomia/428859-notas-situacion-economica-espanola-ii-hipotesis-resaca

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  1. en respuesta a Comstar
    -
    #20
    20/01/11 17:50

    De acuerdo. Pero en un entorno de incertidumbre quiémn es el que sabe si el valor de unos activos es "artificial" o no. Sí, después de que se hundiera Johm Law los activos que representaban sus inversiones resultaba obvio que no tenían el valor que tomaron, pero antes, amtes ¿quién sabía el valor que tenían las inversiones en la Luisiana? El problema es que en entornos de incertidumbre nadie sabe nada del futuro, y todos vamos a tientas. Y sí, seguro que hay marketing y mentiras...pero el problema es que la verdad del futuro sólo será conocida en el futuro.

  2. en respuesta a GValueReports
    -
    #19
    20/01/11 17:44

    Lo siento. No estoy de acuerdo. ¿Dependen las burbujas de que los bancos centrales hagan una politica monretaria acomodaticia que permita financiarlas? Tú crees que sí. Pero cada vez -eso creo- gana mas audiencia la idea de que la oferta de dinero es endógena, o sea, que la financiación recurre a otros instrumentos distintos de los billetes y los créditos de la banca. Y si así pasa, la cuestión es la de qué hace que se genreren esas burbujas, que luego cuando se pinchan amenazan a la economía real.

  3. en respuesta a Adan esmit
    -
    #18
    20/01/11 17:41

    Bien. lo que planteas es una hipótesis acerca del comportamiento empresarial. ¿Quiren los empresarios mantener uina tasa de beneficios 8o sea un raytio) o se plantean obtener un determinado volumen de benficiso en función de sus estructuras de pasivos? Pues no lo sé...y creo qure nadie lo sabe

  4. en respuesta a Comstar
    -
    Joaquin Gaspar
    #17
    10/01/11 23:37

    Estoy completamente de acuerdo, en España tenemos peores políticos que en muchos países en vías de desarrollo. Y de hecho algunos países han tenido mejor desempeño que nosotros como Chile.

    Los estafadores son un virus tan antiguo que realmente me sorprende que no hayamos podido encontrar una cura para erradicarlos. Espero que la Internet brinde mayor transparencia, rapidez y eficacia en la información, tal vez así logremos deshacernos de ellos para siempre.

  5. en respuesta a Gaspar
    -
    Top 100
    #16
    10/01/11 23:17

    La ventaja de vivir en sociedad es que el trabajo en equipo logra más que la suma de trabajos individuales. La gente "ignorante" se apega al contrato social, los que estafan a la gente no.

    Yo más bien creo que España tiene políticos que peores que los de un país tercermundista, porque toman un país desarrollado y lo hunden, mientras que los tercermundistas ya tienen un país malo y lo siguen manteniendo malo.

  6. en respuesta a Comstar
    -
    Joaquin Gaspar
    #15
    10/01/11 22:31

    Desgraciadamente la vida es injusta y aunque todos somos ignorantes en muchas cosas, los más ignorantes si no son audaces, pagan los platos rotos. He conocido gente que no sabe que es el interés compuesto y aunque no tiene grandes fortunas al menos sabe una cosa:pedir prestado no es la mejor opción y menos si pasarás mas de un año pagando.

    No es necesario saber de economía ni de finanzas, hay cosas que son sentido común. Las personas que pidieron 2 o más créditos para casas no utilizaron mucho el sentido común. Tampoco las que pidieron prestado e invirtieron en la bolsa. Esas son las personas que tienen una responsabilidad compartida no por ser ignorantes en el tema sino por no utilizar el sentido común.

    Las personas que han sido afectadas por la crisis y que utilizaron el sentido común, es algo muy lamentable y ellas sí que no tienen nada de responsabilidad, pero son las menos. Aquí en España todo mundo se creyó rico en algún y ahora estamos pagando nuestra falta de sentido común junto con los excesos de los bancos y autoridades.

  7. en respuesta a Gaspar
    -
    #14
    GValueReports
    10/01/11 22:27

    No voy a negar que los aires de "nuevos ricos" que nos han invadido tienen bastante que ver con nuestra infinita deuda, pero en un sistema con una moneda ligada a un patrón (y no actual sistema monetario, donde los billetes están respaldados por los cada vez más tóxicos activos del banco central), en un sistema en el se penalizara endeudarse a corto para invertir a largo (en la actualidad, el banco central se encarga de esconder las vergüenzas del sistema, esto es, los enormes problemas de liquidez de la banca), en un sistema, digo, en el que no se pudiera invertir lo que no se ha ahorrado (y no el que tenemos, donde de cada 2 depositados se prestan 98), la burbuja tendría las patas muy, pero que muy pequeñas....

  8. en respuesta a Gaspar
    -
    Top 100
    #13
    10/01/11 22:02

    La economía es un juego de casino en el que ni te preguntaron si querías participar, ¿y encima es tu responsabilidad ser ignorante? Para empezar mucha gente ni siquiera entiende que es economía, menos aún que es un casino, y cuando van a preguntar, preguntan al banco y ya te podás imaginar la respuesta.

  9. en respuesta a GValueReports
    -
    Joaquin Gaspar
    #12
    10/01/11 21:58

    NO discuto la teoría de los precios, sólo he dicho que cada quien es responsable de sus gastos, independientemente de qué los origine o si el nivel de precios esta en equilibrio.

    El apalancamiento excesivo de los bancos sabemos que es uno de los grandes errores y causas de la actual crisis, pero vuestro error sigue siendo el mismo: dais el efecto (si hay problemas, yo te compro los activos a cambio de dinerito fresco) como parte de las causas de la actual crisis. Cuando las tasas estuvieron bajas a principios de la década, en ningún momento los bancos centrales expresaron que comprarían activos tóxicos y deudas incobrables. Vuestra frase: si hay problemas, yo te compro los activos a cambio de dinerito fresco es el resultado o efecto mas no la causa. Podrá ser causa de la siguiente crisis, pero no lo es de la actual.

  10. en respuesta a Gaspar
    -
    #11
    GValueReports
    10/01/11 21:16

    En el mercado, las conductas vienen determinadas por los precios; distorsionados los precios, distorsionadas las conductas.... La energía que consumimos, en realidad, es mucho más cara; si tuviéramos que pagar su precio real, a buen seguro que ya nos encargaríamos de reducir nuestro alegre consumo actual. Lo mismo con el dinero: a unos tipos más altos, los bancos primero y nosotros después, no nos lanzaríamos tan alegremente a hipotecas por encima de los 200.000 euros. Y no olvides que, por cada 2 euros que depositamos en el banco, el banco puede prestar.... 98!! Si eso no distorsiona conductas, introduciendo un dinero no respaldado por ahorro, que venga Dios y lo vea!!

  11. en respuesta a GValueReports
    -
    Joaquin Gaspar
    #10
    10/01/11 20:08

    El "demasiado dinero" que ha llegado a manos de particulares, nadie os obligo a pedir prestado, nadie puso una pistola en la cien para que gastara uno mas por que el dinero estaba barato, cada quien es responsable de sus gastos. Claro que no niego en ningún momento que la mayor responsabilidad la tengan las autoridades y bancos.

    Vuestro último párrafo tiene un error cronológico, ya que la crisis fue causada, sí por el dinero barato, pero no por que los bancos centrales aseguraran desde hace 5 o 7 años que iban a comprar las deudas y activos tóxicos de los bancos. La compra de activos tóxicos y rescates es algo nuevo y si bien podrís derivar en otra crisis, no fue causa de la actual crisis. Estáis dando el efecto como parte de la causa.

  12. en respuesta a Comstar
    -
    Joaquin Gaspar
    #9
    10/01/11 20:03

    Estáis confundiendo mi respuesta, ya que vuestra analogía es incorrecta. Estáis basando la relación en una premisa lógica que tiene un fallo de generalización. Es el clásico error de: Si todos los rusos toman vodka, entonces todo aquel que tome vodka es ruso.

    Sé que este mundo es injusto y pagan justos por pecadores, pero desgraciadamente así es y la ignorancia desgraciadamente no exime a nadie de responsabilidades. Tomando vuestra analogía en sentido inverso, podríamos decir que si alguien no conoce la Ley y se pasa un cruce en rojo, no es culpable ya que no sabía que eso era un delito.

    Yo estoy diciendo que todos tenemos tienen cierto grado de culpa, tal vez los banqueros y autoridades tengan mas del 70 u 80% de culpabilidad, pero todos tienen culpa unos por ignorantes, otros por no poner el cerebro a trabajar, otros por ambiciosos, otros por ladrones, etc.

    Pero vosotros estáis diciendo que toda la culpa es de los banqueros y autoridades, y dónde dejas al ignorante que se quiso hacer millonario y decidió pedir dos créditos cuando sabía que no podía pagar ni siquiera uno. Podrá ser ignorante y no saber nada de finanzas pero tiene sentido común.

    La falta de sentido y la falta de pensar por uno mismo es lo que conduce a la herd mentality.

    Sé que hubo gente que sin deberla ni temerla sufrieron y perdieron. En esos casos sea cual sea su nivel de cultura, son totalmente inocentes y han sido el efecto colateral del herd mentality.

  13. en respuesta a Gaspar
    -
    #8
    GValueReports
    09/01/11 23:35

    "En el momento en que uno recibe DINERO es sus manos [....]". Ésa es la clave: que ha llegado demasiado dinero. ¿Y por qué ha llegado demasiado dinero? Porque estaba muy barato. ¿Y por qué estaba (está) tan barato? Por la brutal expansión crediticia alimentada por los bancos centrales.

    El mensaje de los bancos centrales a los bancos comerciales era claro: tú presta que yo te dejo el dinero baratito, y si hay problemas, yo te compro los activos a cambio de dinerito fresco. Y claro, ya sabemos todos cuál ha sido el final de tanto exceso.... Menuda indigestión!!

  14. en respuesta a Gaspar
    -
    Top 100
    #7
    09/01/11 23:06

    ¿O sea, que la culpa de las estafas es de los estafados?

    Cuando a la gente no se le educa en finanzas, es difícil que juegue bien el juego.
    Después de todo las finanzas son un juego inventado por el hombre, no intuitivo, igual que un videojuego.

    Por instinto los seres humanos apostarán tratarán de ganar sin hay posibilidad. Es el instinto de arriesgarse para obtener comida. El herd behavior lo que hace es estafar al ser humano usando sus instintos, con la complicidad de los políticos. Dicho de otra forma, es una trampa caza-bobos.

    Humans 'learnt to gamble from chimps'
    http://www.telegraph.co.uk/science/science-news/3337322/Humans-learnt-to-gamble-from-chimps.html

  15. en respuesta a Comstar
    -
    Joaquin Gaspar
    #6
    09/01/11 20:00

    La culpa de la Herd mentality, es precisamente que el individuo no se detiene un segundo a pensar por él mismo, prefiere ahorrarse el tiempo y esfuerzo de poner a funcionar su cerebro. Quienes compraron casas y pisos en España jamás hicieron un análisis serio al invertir en bienes inmobiliarios, lo mismo en EEUU que no investigaron el concepto de ARM (adjustable rate motgage).

    La actual crisis es una responsabilidad compartida: Gobiernos, instituciones, autoridades, reguladores, personas, negocios, empresas, matrimonios, pequeños inversionistas, compradores, etc. En el momento en que uno recibe dinero es sus manos, cualquier cosa que haga con él es responsabilidad de uno.

    En esta crisis no le pusieron una pistola en la cabeza a nadie para que comprara 2 o 3 casas con las tasas variables tan bajas. A nadie amenazaron para que cambiara su fondo de pensión a 70, 80 o 100% en Renta variable.

    Es muy clásico el dicho de: si todos se tiran de un puente, también lo harías vosotros?

    La ignorancia no exime a nadie de las responsabilidades.

  16. en respuesta a Franz
    -
    Joaquin Gaspar
    #5
    09/01/11 19:51

    Excelente, siempre empezamos culpando a los demás, pero pocas veces admitimos nuestra culpa.

  17. Top 100
    #4
    09/01/11 16:59

    Cuando se crea una cultura basada en valores se busca la capacidad de supervivencia, buscamos mejorar nuestra calidad de vida y sin darnos cuenta con un fósforo encendemos una mecha la cual en sí desconocemos, encendida no sabemos ocuparnos de cuales seran las consecuencias de los muchos conflictos, aumentando progresivamente el detonante explosivo el cual al no ser paliado en su debido tiempo por los Gobiernos, cuando "explota" todos empezamos a culpar a alguien pero nunca a nosotros mismos.
    Saludos

  18. Top 100
    #3
    09/01/11 16:14

    El Herd behavior (conducta de manada) lo que hace es empeorar una burbuja especulativa, pero en realidad quienes la inician con compras dirigidas a crear una demanda artificial también se encargan de crear el marketing que engaña y abusa de la confianza de la gente, y crean ese "herd behavior". Ee tipo de marketing es observable desde los tiempos de John Law en Francia. Culpar a las masas por confiar, sería como que el estafador diga que las estafas son culpa de la inocencia de sus víctimas.

  19. #2
    GValueReports
    09/01/11 15:05

    La verdadera causa de las crisis es la existencia de unos bancos centrales que lo compran todo, permitiendo que los bancos comerciales y los Estados se endeuden sin fin.... Pinchada la burbuja, llega la contracción.

  20. #1
    08/01/11 22:41

    La obtención de beneficios sin límite, buscando cada año aumentar los ratios, es una de las principales causas de la crisis. No basta con aumentar el volumen o cifra de negocio y consecuentemente el beneficio, no. Es necesario también mejorar el ratio. O sea, si antes ganaba el 20% de 100 (=20), ahora no me conformo con el 20% de 150 (=30), quiero ganar el 24% de 150 (=36) y asi indefinidamente. Aunque para ello tenga que despedir a "x" trabajadores. A mi estos "personajes" me hacen recordar a Tio Gilito.