Te lo prometo, te digo que yo nunca haría eso ¿es qué no confías es mí?, decía Pedro a su amigo mientras le esquivaba la mirada, mirando al suelo a la vez que se daba leves toques en la nariz y boca mientras hablaba a su amigo.
Sí, por su puesto, claro que te estoy atendiendo, sigue con la explicación, decía el alumno al profesor con la espalda encorvada habiendo resbalado por el asiento cruzado de brazos y pies mirando al techo.
Me encanta mi trabajo, decía el dependiente mientras se agarraba las manos por la espalda deslizando levemente una de ellas más arriba agarrándose el brazo a la altura del codo..
¿A qué haríamos caso?, ¿a las palabras o al lenguaje no verbal?, es algo obvio. Ejemplos sencillos como estos, para poder afirmar que una persona miente habría que ver por supuesto muchas más cosas, nos enseñan que en muchas ocasiones existe una discordancia entre lo que vemos y lo que realmente sucede.
A menudo, nos encontramos situaciones en la vida en la que se requiere de nosotros un sexto sentido, que al final no lo es tanto, para determinar si la situación a la que nos estamos enfrentando nos podría llegar a perjudicar, por lo que se nos encienden las alarmas.
Se dice incluso, que lo que hoy conocemos como nuestro saludo, es ni más ni menos una variación del gesto que se hacía antaño al enseñar las manos y demostrar que no se tenía ningún tipo de arma arrojadiza con la cual hacer daño al semejante.
Pero poco a poco, movimientos más sutiles se han ido dando en nuestros gestos en los que seguimos delatando la posible divergencia entre lo que decimos y lo que pensamos. Tanto es así, la importancia entre el lenguaje no verbal, esto es, los gestos y lo que decimos, el lenguaje puramente verbal, que se ha demostrado que de un mensaje completo solamente damos una importancia del 20% a lo que se dice, teniendo el lenguaje no verbal una transcendencia del 70% ( el 10% el tono en que se dice), por lo que al final, lo que realmente importa para dar credibilidad al mensaje son nuestros gestos, no lo que decimos. (Que se lo digan al bueno de Obama, un crack en controlar el lenguaje no verbal para convencer, un botón aquí). Mi autor favorito en estos campos es Allan Pease.
¿Qué nos enseña esto?, cuidado con lo que no vemos porque puede ser igual de importante o más que lo que vemos.
Llevando esto a nuestro terreno tenemos sin duda que hablar del volumen, actor secundario que en toda buena sesión y plan de trading debería estar incluido. ¿Por qué?, porque nos puede dar las mismas pistas que alguien cruzado de brazos con cara de pocos amigos diciéndonos que esta conforme con el producto que se le está vendiendo, esto es, avisos de que lo que se ve no es lo que está sucediendo en realidad.
El volumen mide la intensidad o incluso la urgencia que hay detrás del movimiento de los precios. Cuanto mayor sea el volumen nos confirmará un grado más alto de intensidad y presión.
Traduciendo esto, como todos sabemos, el volumen debería aumentar o expandirse en la dirección de la tendencia actual del precio. Si la tendencia es alcista, el volumen debería ser mayor a medida que el precio sube y contraerse cuando los precios bajan. Mientras esto se cumpla, podemos afirmar que el volumen confirma.
¿A qué deberíamos prestar mucha atención? A las divergencias. Una divergencia se da cuando existe una penetración del máximo anterior en el precio con un volumen en declive. Si además se incrementa el volumen cuando hay una bajada en los precios, precaución amigo conductor.
Como puedes ver en el gráfico del DAX esto se cumple muy frecuentemente. He señalado también lo que se suele llamar el volumen culminante, una subida de volumen muy por encima de la media que avisa de un posible cambio de tendencia en el corto plazo.
Dos máximas que se tienen que aceptar a la hora de realizar análisis chartista son las siguientes: el volumen tiene que confirmar las rupturas, una ruptura de un patrón será mucho más fiable si se da con un incremento de volumen, y el volumen precede al precio, lo que significa que una pérdida de presión al alza o a la baja, se reflejará antes en el volumen que en el precio, así que ojito navegantes.
Lo que es algo seguro viendo la cara de Obama, es que él sí se fija en el volumen. Perro viejo.
Buen trading.
