Las bolsas europeas repuntan del orden del 4% desde los mínimos intradiarios alcanzados el pasado viernes, cuando la crisis de Crimea alcanzó su cénit. El rebote desde entonces se ha fundamentado principalmente en una consumación de los hechos en el sentido en que estaban descontados, sin que las cosas hayan empeorado. Las muy limitadas sanciones de Occidente, y las intenciones manifestadas por Rusia de no proseguir anexionándose territorios del Este de Ucrania, han recibido una gran respuesta.
Pero aún quedan demasiados flecos sueltos en este asunto como para dar por amortizada la crisis ucraniana, que sigue siendo un catalizador con mucho poder para mover los mercados, en un sentido dual. Desde la mitad de la sesión del viernes, viene ejerciendo un sesgo positivo, pero la situación dista de estar cerrada.
El que se respeten los mínimos alcanzados por los principales índices bursátiles el pasado viernes resulta esencial. Una pérdida de los mismos significaría que la crisis ha escapado de control, y las caídas podrían acelerarse.
El otro catalizador que estaba teniendo una gran influencia sobre las cotizaciones, China, sí que parece haber quedado en un segundo plano.
Hoy a las 19:00 conoceremos la decisión de la FED sobre política monetaria. El mercado ha descontado que se recorten otros 10.000 millones de dólares de los estímulos. Pero la atención se centrará en el discurso de Yellen, especialmente, sobre los criterios (forward guidance), que seguirá la FED para modular su estrategia de salida de la política monetaria ultralaxa aplicada en la era Bernanke.
Si finalmente el mercado extrae conclusiones sobre la posibilidad de que ésta tendrá un menor ritmo del inicialmente previsto (reducción del QE hasta concluir a finales del tercer trimestre o principios del cuarto de este año, y primera subida de tipos hacia el verano u otoño de 2015), se podrían unir a la mayor calma en relación a Crimea para impulsar las subidas.
La percepción del riesgo por parte del mercado subió muchísimo durante la semana pasada, hasta situarse al borde de cotizar acontecimientos dramáticos. El mero descenso de ese riesgo percibido otorga un claro potencial a las bolsas en el corto plazo.